El engaño de su falso amor
a Bar
rutal del tiempo que se agotaba. Las llamas, antes confinadas, ahora se extendían con una v
mentalismo. Éric y Soraya se
ando una salida, una debilidad en la estructura, algo que pudiera usar. ¿Q
ervivencia. El humo espeso y negro llenaba la parte superior de la habita
estaba a mi derecha, su conducto tal vez ofrecía una ruta. Pero el balcón ya
pen
podría humedecer un paño para respirar. En el armario, un par de mantas gruesas, tal vez de lana,
undación de proporciones catastróficas, o quizá un sistema de tuberías ro
tas, eran pesadas y ásperas. No eran ideales, pero eran algo. En el fondo, encontré una pequeña bolsa
El calor era sofocante, el aire pesado. Escuché un crujido aún más fue
Tenía que intentar c
a pequeña, pero mi cuerpo era delgado. La navaja en mi mano. Rompí el cristal con un golpe sec
daba a un acantilado, y debajo, el lago. Oscuro y tra
ntura, no eran muy largas, pe
red rocosa. La caída era aterradora, pero el fuego a mi espalda me imp
emoción primal, me pellizcaba la garganta. Pero no podía ceder
nte. Las mantas me pesaban, me arrastraban hacia abajo. Luché por subir a la superfic
os del incendio en la montaña. La orilla parecía lejana, una promesa i
agotados, se quejaban. El frío se filtraba en mis huesos. Mis ojo
ía. Pero la otra parte, la que había aprendido las lecciones de una vida anterior,
eron en el viento, mientras él se aferraba a la vida de otra persona, a una promesa que no era para mí.
rente. Esta vez, yo era
acercarse milímetro a milímetro. La adrenalina me impulsa
ero, ligeras, luego, más intensas. El agua golpeaba mi rostro, m
nue resplandor en la distancia. Otra embarcación. ¿
un susurro ahogado por el vien
e acercaba. Mi corazón se hi
La visibilidad era casi nula. La pequeña embarcación s
mi voz desgarrada. "¡No m
cia y soplé con toda la fuerza que me quedaba. Un so
rcación se acercó de nuevo. Mis ojos se fijaron en ella
bierta. Un hombre. No lograba disti
nuevo, soplando el
ola de alivio, tan profunda que me hizo temblar, me recorrió. Con m
ecidos por el frío, se aferraron a ella con una fuerza primigenia.
la borda, mi cuerpo colap
u cuerpo se irradió a través de mi piel empapada y helada. Me
n la cubierta.
los se habían rendido. Me desplomé, apena
z grave, profunda, llena de
onder. Solo podía respirar, tratando de absorber tod
os penetrando los míos. Parecía evaluar mi estado, mi nivel
n una ternura inesperada. Me llevó hacia el interior del
del infierno y el frío. Me depositó suavemente en un sofá.
da de ropa limpia. Era una camiseta grande y unos pantalone
lar, agradecer, pero mi boca no respondía. Mi
mento, significaba el mundo. Rápidamente, me quité la ropa empapada, sintiendo el frío
i salvador abrió. Una mujer alta y delgada, con
sopa, señor
z? Ese nomb
sonrisa. "Gracias, Elena. Por f
opa. El aroma era embriagador. Mis intestinos rugi
n una expresión de suave preocupación. Su rostro era fuerte, cincelado, con una barba bien cuidada que
i voz aún ronca. "
en sus labios. "Lázaro Vélez", respondió,
e sopa. La calidez se extendía por m
ejor", r
bordo. Revisará que todo esté en orden. Si
el de atención. "No es necesario",
pasado, es lo mínimo que podemos hacer. Además, con la tormenta, no podremos ll
n brillo de genuina preocupación que no había visto en mucho tiempo. H
Elena me tomó la temperatura, revisó mis pulsaciones. Todo
ando con Elena en el pasillo. Parecía estar dando instrucciones, su ton
salvo. Afuera, el mundo era un caos. Adentro, en la cabina de