Su promesa: los bebés de la mafia
mente con Marcos y Javier. Para ellos y los demás, Isabel estaba cerca de la perfecc
reja, declaración que provocaba que ambos se sintieran avergonzados. La verdad, no solo su mamá
oblemas en aceptarla cuando se arrojaba a sus brazos. Ya le había dado varios indicios de que no quería formalizar nin
ado atención a la conversación, parpadeó varias veces y se encogió de
s normal para ser exactos. No tenía la obligación de ser su mano derecha, pero quería serlo. Ambos tenían la misma edad y habían sido mejores amigos desde la época
ando, iré a ver si Manuela necesita mi ayuda -dijo burlon
o era tonto y también lo presintió, pero no podía hacer nada al respecto. No era su culpa que s
ción en su celular. Lucas regresaría pronto y, como siempre, tenía que ponerlo
que se iba. No obstante, además de ser un buen líder, él tenía algo que sus otros hijos no tenía
omper cualquier lazo familiar y no quería que lo mismo le sucediera a sus hijos, po
dre preguntaba por todas las chicas, en realidad solo quería conocer informaci
erente a las demás. Él ya había visto a su padre enojado antes y sabía que era alguien con quien nadie querí
ediato. -Sí, la chica que derramó el champán sobre Vicente y ¿una de tus aventuras de una noc
ario sobre su aventura. Después de todo, ella era
uela si es necesario, sin importar a dónde vaya, y aseg
omentó Javier, que se había esforzado bastante para seguir el hilo de la conversación. -No lo sé y la verdad no me importa
as no podían perderse sus propinas, sobre todo porque tenían cuentas que pagar. Si por él fuera, les daría un cheque a todas las que lo neces
No quería ser temido a menos que fuera necesario, pero sabía que no podía evitarlo. Sabía perfectamente que tenía una personalidad difícil e incompren
ía. Ya sea que fuera por su perfume o su vestimenta, Francisca siempre tenía algún punto negativo que criticar al respecto. Era difícil complacerla y, c
s. Víctor tenía veinticinco años, era un mujeriego y un alborotador, pero también podía ser alguien serio y definitivamente no era una persona a quien se podía pisotear. L
e asumiera el mando en los negocios de su padre. Era la decisión que habían tomado los miembros de su familia y, más
les había enseñado todo lo que aprendió de su propio padre en sus tiempos. Los preparó para hacer lo que tuvieran que hacer por el bien de los negocios, como avivar el miedo en los otros, manejar las arm*s
mientos. No estoy acostumbrado a verla tan callada -comen
organizaba una gran reunión familiar con el objetivo de que todos los miembros de la familia se reunieran para po
es habían preparado una reunión para ellos y organizado su matrim
de humor para una reunión familiar. No le veía el sentido a asistir
nietos? -preguntó Javier riendo, adivinando lo que
mbos, incluyendo a su abuelo, quien a lo largo de los años había perdido su fría reputación y se había convertido en
ro de su primo mientras se burlaba de él. Aunque a Cristian no le gustaba que las personas le faltaran el respeto, la acción de su primo calmó su corazón de alguna manera, pues s
No se suponía que era gracioso, pero él siempre se reía de sus propios chistes, así que para él lo fue. Sin embargo, Cristian no se d
rá el día en que me convertiré en padre para que