Su promesa: los bebés de la mafia
en cuanto mirábamos una película. Corrí al baño
hora y mi cuerpo estaba a punto de rendirse, pero sabía
za de acabar con ese desagradable sabor de mi boca. Sin importar qué pasara, incluso si estaba al borde de la
o, no había nada de malo en pedirle dinero a Esperanza o Laura porque sabía que ellas me lo prestarían con gusto. Sin embargo,
e quejó mi amiga y vino hasta el baño. Yo me apresuré en ocultar el enjuague y fingí estar
ue estás desesperada por aprender español y conocer mejor tu cultura y eso. Pero q
la película. Después de terminarla, mi amiga se fue y yo regresé al baño lo más rápido que pude para vomitar una vez más. Siendo como era, ya ha
o día. Tomé todo lo que se me ocurrió para sentirme mejor, pero fracasé. Igual que cada noche, me miré en el espejo y me
sus actividades de inmediato y giró la cabeza hacia mi dirección para dar un vistazo a mi estóma
taba haciendo. Sentí mi vientre estrujándose porque sabía que supuestamente no debía haber subido de p
do y caminó fuera del vestidor, dejándome atrás. Mis piernas se sintieron débiles y caí
uede estar
or explicación para que mi cuerpo hubiera ganado peso o vomitara tantas
de lo contrario, no había otra explicación. Todos los síntomas que había mostrado indicaban que e
no me hablaría ni siquiera para darme la hora, el mismo hombre que ni siquiera me daría una mirada cada vez que pasaba por m
, es cien por ciento seguro de que haría eso. Qué más podría decir cuando todavía tenía tod
impié las lágrimas con rapidez e intenté forz
n tenía una expresión de confusión. Por desg
mente con la cabeza y sostuve su mano. -No, solo
ue no me di cuenta de que chocaría con alguien hasta que lo hice. Sentí mi cuerpo chocar contra uno tan duro como roca. Levanté l
pando sus próximas palabras. Sin embargo, no dijo nada y solo se hizo a un lado y siguió su
que quería era que esa noche se acabara tan pronto como fuera posible. De hecho, ya había empezado bastante mal por el choque que tuve con Cristian, justamente
ban algo de entretenimiento. Solía ir hacia la sección VIP porque los hombres de negocios ahí eran quie
is en un club para ganar dinero. Por un segundo, dejé de hacer lo que estaba haciendo para mirar mi vientre. Bloqueé de mi mente cualquier sonido de la fuerte música que resonaba o la intensidad de la luz del club y solo pensé en una cosa. Una mujer conoce bien su cuerpo y yo estaba obviamente embarazada. No había forma d
ía a todas partes para recoger mis propinas. Por lo general, Frank era un buen tipo, pero era demasiado audaz y no tenía miedo de decir lo que pensab
on la cabeza. Había sido suficiente por el día y probablemente había alcanzado mi objetivo. Le di unas palmaditas
nte no tenían, asumí que se trataba de Víctor. Tenía dos opciones: la primera sería entrar en el vestidor e ignorar a mi jefe; la segunda sería darme la vuelta y saludar
lo. Los ojos de Víctor se agrandaron por unos instantes. S
ra interesante de hablar, ya sea demasiado básica o demasiado avanzada como para que mi simple cerebro lo e
r la triste expresión en mi rostro, lo que causó que su cara se tornara compasi
eados -gritó Víctor a la persona que yacía detrás de mí. No podía creerlo. Si hubiera sabido que me volvería a cru