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Desde la tumba del océano hasta Reina

Capítulo 4 

Palabras:1136    |    Actualizado en: 16/12/2025

Punto d

mujer. Era cru

amiento fue se

fundo dentro de mí, algo que tod

, no hacia el sonido, sino hacia el bo

s rodeaban una fi

contra la pared mugrienta,

. El tercero solo miraba, un

sangre, y lu

njusticia, no

una ráfaga de ag

que miraba, haciéndolo girar, y luego

bó con un

rendido, y aproveché su momentánea confusión

de aire, agarrá

nía a la mujer, finalmente se di

contra mí, un rugido gutu

nde, pe

iré y le clavé la rodilla c

pido uppercut a la mandí

un saco de

ligeramente, evaluando e

brosa, que ahora estaba acurru

-pregunté, con

os abiertos de terror, y

Vale

niverso, en su infinita crueldad, m

mplicadas. Asco, ira, un destell

-dije, con

e y entallado, y lo puse sobre sus homb

r de aquí. Y lla

ente me alejé, dejándola en med

alvé a la mujer que, en efec

en la delegación, d

en el club, se sorprendieron al verme, y má

pintando el cielo en tonos enfermizo

ra una nube

e del brazo, sus dedos

ero el coche y ahora esto? -Su voz era un gruñido bajo, lleno de

ión. Honorable. ¿Se atr

, una neblina roja

e ingenua inocente me pasaron. -Las palabras salieron

mo si lo hubi

coche. Cómo la atacaste en el callejón. ¿Cómo pudiste

e golpeó como

ue perdí sola, el que él ni

pasado, ahora retorcido en

y dura escapó

estado destruyendo sistemáticamente todo lo que construimos? -Mi voz se elevó, cruda con un dolor que se sentía demasia

ostro pálido, la confus

estás h

tonces, y no escucharás ahora. Tomaste tu decisión, Bruno. Elegist

de un todo destrozado, el abismo

lloroso de Valeria y los susurros vengativ

onstructora de impe

lto perfil, un evento al que todavía tenía que asistir

roso, luciendo en todos los sentid

ración que fue un puñ

, admirando su "historia

a alguien decir-. Haría

o a mi lado, se movió para enfrentar

, con la voz tensa

momento fugaz, un destello

enterrando su cabeza

y acusación en sus ojos, y luego apretó s

os se inte

ia, tan asus

esitaba un momen

mas, echándome ag

eria estaba allí, apoyada en el mostrad

villosa. -Se tocó el estómago, un gesto delicado y posesivo-. Bruno y yo estamos esperando un

zón se

creto que llevaba, la esteril

eron una cruel

runo, el nombre que habíamos su

Valeria sin duda reclamarí

ndo que el suspenso creciera, sus ojos brillando con un placer

era

ara nuestra hija, años atrás, an

dó en silencio

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