Desde la tumba del océano hasta Reina
Punto d
n preocupación al ver a Valeria parada desafiante
ración-. ¿Qué estás haciendo aquí? Valeri
u brazo, su voz delib
asustarme, Bruno! ¡
n cansancio fami
. ¿Podemos hablar
abra, mi mirada recorriendo el inter
, moderno,
uales, los bordes gastados que hablaban de año
ies elegantes y frías y u
oleo de nue
Bruno, sintiendo mi ira-. Un nuevo comienzo
idar si no queda rastro. -Entrecerré los ojos-. ¿Dónde está el pájaro
bía seguido a B
bablemente la tiré con el resto de tu... d
n ella, una calma es
tir
ás, repentinamente intimidada po
tre nosotras, protegi
arte otro. -Parecía genuinamente confundido, como si no pud
ía olvidado su signifi
s fuerte que cualquiera de
o el pájaro; nos habí
era -susurré, las palabras
Bruno, mi voz a
hora. O destrozaré est
ró, pasándose una
hacia la habitación del fondo, desaparecie
tonada por su au
zó la piel-. Ah, y esa pulsera. -Señaló la simple cuerda de cuentas de madera entrelazadas con algunos dijes de plata en mi muñeca, un regalo de mi madre adoptiva, años atrás-. Es exactament
ñeca, mi agarre
egalo de mi ma
s-. ¡Es lo único que me queda de ella! ¡Te robas todo! ¡M
runo regresó, sostenien
escuchó sus acusaciones,
rtándola de mí, acunándola
exigió, su voz llena de ira-.
r, hundiéndose en el suel
ntentó robar la pulsera de mi m
iciándole el pelo, sus o
su mira
para ella? -Sostuvo el pájaro de madera-. Toma est
ientras sostenía e
a rompiendo, pieza
a ella de nuevo. Con
partida, por encima de mi propio d
s audible-. Conoces esta p
ego a Valeria, y lu
ostro, rápidamente reemplazado
ejarle tener esta única cosa? -Hizo una pausa, su voz bajando, casi una amenaza-. ¿O d
l aire de l
tangible de nuestro pasado compartido, el sím
tomar nuestros recu
temblando con una rabia que bordeaba
ero, tu propio imperio! ¡Ella no tiene nada después de que intentaste atropellarla, después de
pura magnitud de su cegu
ían lo
a por las lágrimas no derramadas-. Solo dame el
ecía, se levantó de un salto, arrebatand
ia la ventana abierta, sus ojos salvajes, leva
tello de veloci
ola justo cuando su m
os, milagrosamente, se cerrar
echo, mi cuerpo tembl
corriendo del apartamento, bajé las escal
una cosa pequeña y fr
entía destrozado en
asta que me derrumbé en un banco frío del parque, el pájaro de
a, la supuesta nueva vida
estab