Traicionada por el Don: Su Huida Definitiva
Juliana
funcionario del Palacio Mun
rativos. Solo había ido a solicitar una copia de nuestra acta de matri
do una octava mientras deslizaba una sola hoja de
l docu
U
recía pulsar
tado de Nuevo León -explicó, su tono de disculpa pero defin
ión giró s
a su
su a
o
nos qu
ningún derecho legal sobre é
, nadie buscaría a un
a una novi
bril
diab
l sol, sintiéndome menos como una mujer y más c
l espectáculo
a la Gala de
ismo del que Carlota se había burlado semana
s flashes de las cámaras nos as
ba en la parte baja de mi esp
mi oído, su aliento ca
ces,
rl
ro que se aferraba a s
llo descansaba la Est
que había pertenecido a
l me había jurado que estaba gua
uzaron a través de la
se tocó el collar, son
cando su t
excesos. Alejandro estaba sentado relajado a mi lado
presentó el úl
-. Un collar de zafiros de una claridad inigual
dudó. Levan
s -dijo, su voz cor
a ahogó un gr
su sonrisa deslumb
ficientemente alto para que la
d estalló
ilis me subía
r q
ientos millones de pesos cuando ni s
jo Alejandro, levantándose y abo
stage, la viva image
diez m
lencio en la mesa s
rcó a nuestra mesa. Ya no parec
Beltrá
hora sabía que
trán parece h
-corregí aut
jando-. Salió del edificio. Y la tarjet
mis venas, congel
entos millones de
se hab
eciéndose hasta volverse de acero-. O tendremos que inv
estaba
lausos se habían c
on a tientas mi teléfono par
e
bía v
enía
é, la habitación
se con avidez en mis lóbulos-. Parecen una gara
mis orejas in
e mi a
edaba de mi vida a
la oscurida
ré, mi voz quebrá
á afuera -advir
é los d
tan violentamente qu
en su palm
despojada de mis joyas,
sala, Carlota levan
rté la
direct
deuda que, eventualment