La mujer que casi mató vive
/0/21532/coverbig.jpg?v=2a396c85b9b013cc30499a0db982b9f3&imageMogr2/format/webp)
" de Santa Fe, solo para escucharlo decir que toda nuestra relación fue un "en
rolina en su fiesta de compromiso después de que ell
rme y me abandonaron en una bodega olvidada. "Solo
mensaje de Carolina brillaba en la pantalla: "Ya se encargaron
enterrado, pero solo
el altar, las pantallas gigant
lina, perfectamente sana, riendo con otro hombre en Europa, seguido de i
ítu
ista de Al
la roca de Augusto Armstrong, su confidente, la mujer que, según los susurros de Santa Fe, era la única capaz de domar al "Rey de Hielo". Pensé que esta noche, bajo la suave luz de la sala de nuestrverdad importa". La voz de Augusto, usualmente tan controlada, estaba teñida de una in
asiado importante como para interrumpirlo. Estaba a punto de darle una sorpresa. Ahora, sus risas, graves y ma
ó el silencio. "¿Es en serio, Augusto? ¿Pasaste tres años
a visto en años, no desde que mi padre la eligió a ella y a su madre por encima de m
través del piso y se metía en mis huesos. "Carolina necesitaba a alguien emocionalmente disponible, alguien que
edes blancas de nuestro penthouse se inclinaban peligrosamente. Había pasado tres años aprendiendo cada uno de sus matices, anticipando sus n
Allie te enseñó a ser un mejor novio para Caro
me había atrevido a mostrarle, ¿acaso todo fue solo información para su algoritmo emocional? Mi corazón,
stá de vuelta en la ciudad y voy a reconquistarla. Ella es la indicada, ¿saben? Siempre lo ha sido". Su voz tenía una ternura que no le había escuchado dirigida a mí en mese
sangre corriendo. El shock me mantuvo cautiva, una mano fría apretada sobre mi boca, ahogando el grito que querí
a, cada promesa susurrada. ¿Fue todo una mentira? ¿Sus ojos alguna vez se encontraron realmente con los míos, o siempre estaba mirando más al
Esto no era solo una ruptura; era la demolición de toda mi existencia. Había construido mi vida alrededor de él, buscado refugio
mi situación. Sabía que no tenía a dónde más ir. Y lo había usado, me había usado, como un peón en su retorcido j
nunca fue real, una promesa que nunca tuvo la intención de cumplir. Representaba la burla máxi
ngaño monstruoso. Pero mis piernas no se movían, mi voz no salía. Estaba atrapada, congelada e
en la que había confiado implícitamente, era un extraño. Un hombre manipulador y calculador que veía las emociones humanas como datos y las relaciones co
sueños de un hogar estable, de una familia, de finalmente encontrar a alguien que me valorara, todo se disolvía en la amarg
citando a Augusto por su brillante plan. Mi humillación era completa. No era más que un peldaño, un reemplazo temporal hast
a retorcido y lo había usado en mi contra. La ira que lentamente comenzó a reemplazar el shock paralizante era una brasa fría y dura, comenzando a bri
de control, dejándome varada en un páramo desolado de