Lienzo Roto, Espíritu Indomable Surge
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a enorme que se suponía sería nuestro nuevo comienzo
a, no vio a una artista ex
ese dinero? -escupió, con sus palabras
toda mi vida. Luego se volvió contra mí, pateando mi vientre embarazad
da de la clínica de fertilidad. La prueba de paternida
Pero el hombre con el que me casé había desapareci
turno de des
ítu
sta de Keyl
a masiva que se suponía cambiaría todo. Mi esposo, Axel, estaba fuera en un viaje de negocios, como de costumbre. Imaginé su sorpresa, su orgullo. E
tidad de dinero, Keyla? Di
arte como si fuera un simple pasatiempo, habían desgastado mi espíritu. ¿Pero esto? Esto era caer demasiado bajo. Mi estudio, el lugar donde derramaba m
usurro. Mis manos temblaban, no de miedo, sino de una rabia profund
, con los ojos entrecerrados-. Mi madre m
r la atención y los recursos de su hijo. Debí haber sabido que ella estaba detrás de esto. Era
za-. ¿Que finalmente logré algo sin tu permiso? ¿
ajada, un sonido
No insultes mi inteligencia, Keyla. Has estado pintando durante años, ¿y qu
endo en la historia más vieja de nuestro matrimonio: mi ambición, mi talento, retorcidos en algo feo por su inseguridad. Su amor
tantes vacíos en mi estudio-. Mi trabajo. Vend
a, con una sonrisa b
Jule te vio con alguien. Alguien importante. Al
ue casi me hizo reír. Jule y yo apenas intercambiábamos cortesías. Era e
cargada de incredulidad-. ¿J
ora se sentía asfixiante-. Él te vio. Y confirmó lo que mi madre ya sospechaba. Has estado vie
n montaje fabricado, claro como el agua. Brenda y Jule, conspirand
as. Los celos de Axel, la manipulación de Brenda, la traición de Jule. To
la voz quebrándose-. ¿Después de todos esto
enían sospecha, alimentada por las palabras venenosas de su madre. El hombre con el que me casé se había ido, reemplazado por un extr
o su camino a través de mi garganta cer
i estudio, deteniéndose en los lienzos, las manchas de pintura, las herramientas que eran extensiones de mi propia alm
haciendo eco en las paredes-. ¿Crees que puedes simpl
ió por la mitad, el sonido fue un desgarro brutal a través de mi corazón. Entonces comenzó, sistemática y metódicamente, a destrozar mi mund
educido a una pila de metal retorcido, colores derramados y lienzo roto. Mi mundo se estaba desmoronando, y el hombre que amaba estaba haciendo la demolición. No podía respirar. No podía moverme. Solo podía
ando mi voz en medio del caos-.
de un placer aterrador, como si cada acto de destrucción pur
un pesado caballete de metal sobre una escultura a medio term
lvo y las partículas de pintura que llenaban el aire. Colapsé de rodillas, rodeada por las ruinas de mi pasión, mi identidad. El est
, había entrado al estudio, atraída por la conmoción. Se quedó congelada, llevándo
ciendo? -gritó ella,
zó hacia atrás, golpeándose la cabeza contra el borde de un marco de madera destrozado. Gritó, un sonido débil y doloroso, y se
ento silencioso, de morderme la lengua, se desvanecieron en un destello abrasador de furi
e hacia el cuerpo inmóvil de mi m
arde. Había cruzado una línea. No había vuelta atrás de esto. El hombre con el que me casé se había ido de verdad, y en su lugar había un cascarón violento e in
encargaría de esto. Era un hombre de integridad y acción, tranquil
esta vez, aferrando la mano inerte de mi ma
rimera vez, estaba viendo a la mujer que había roto, levantándose de las cenizas de su destrucción
mudeó, dando un paso v
dre más cerca-. ¡Si das un paso más, juro por Dios qu
era una zona de guerra. Y yo, su esposa una vez complaciente, lo miraba con puro y absoluto odio. Se giró lentamente, con los hombros caídos, y salió del estudio arrui
or mi madre, por mí misma. Y por primera vez en mucho tiempo, sentí un destello de desafío, una chispa que había es