Lienzo Roto, Espíritu Indomable Surge
sta de Keyl
mi abdomen, gritaban. Los huesos se sentían destrozados, los nervios en carne viva. Traté de mantener mi escudo, p
Axel, escúchame. Este bebé... este es tu bebé.
sonido oscu
? ¿Crees que no sé lo que los médicos me dijeron hace años? -Hizo una pausa, una mira
ido una presencia constante, presionando, incitando, culpándome sutilmente por nuestra incapacidad para formar una familia. "Necesitas esforzarte más, Keyla", decía, con los ojos entrecerrados. "Axel quiere un hijo. Un legado". Recordé los remedios herbales que insistía en que tomara, brebajes que me habían enfermado terriblemente, dejándome débil y con náuseas durante d
años de tratamientos dolorosos, dejó que su madre me envenenara, dejó que creyera que yo era la qu
ermitido llevar esta carga sola, sentirme defectuosa, ser juzgada por su madre manipuladora, mientras él albergaba este
. El último destello de esperanza, el último fragmento de afecto que tenía por él
almente cedieron. Cayeron de mi vientre, inútiles, rotos. Ya no me importaba. Qu
lso, apuntando. Su pie conectó con mi abdomen, luego otra vez, y otra vez, un ritmo repugnante de pura malicia. Cada golpe enviaba una descarga
o caliente y pegajoso entre mis piernas. Era demasiado. Esto no era solo sangr
encio destrozado del estudio. Hizo una pausa, con el pie aún levantado, y lo sacó de su bolsillo. Miró la p
clínica de fertilidad. Tenemos los resultados de su prueba de paternida
l estudio arruinado, cortando a través de la neblina de mi dolo
ión. Sus ojos, muy abiertos e incrédulos, se movieron del teléfono a mi cuerpo em
recorriéndolo-. ¡Eso es imposible! ¡Deben hab
firme-. Corrimos las pruebas varias veces. Los resultados
to. Estaba completamente aturdido. Mi sangre continuaba fluyendo, una corriente cálida y constant
Los resultados estaban aquí, la verdad revelada, pero había llegado demasiado tarde. Mi hijo, nuestro hijo, estaba muriendo. Mi alma chill
las palabras de felicitación de la Dra. Evans resonando débilmente. Axel me miró fijamente, luego al c
¡Les pagaste para decir que era mío! -Cayó de rodillas, agarrando mi barbilla, forzándome a mirarlo. Sus o
oción. Una risa amarga y hueca escapó de mis labi
? ¿Por qué querría atarme a un monstruo como tú? ¿Para que pudieras se
palabras, vene
a hacerte una docena. Todas te dirán lo mismo. Tú eres el padr
nto. Mi padre, Garrison, estaba allí, su rostro una nube de tormenta. Detrás
s ojos se abrieron, el dolor y la furia luchando en su rostro. Luego me vio a mí, yaciendo en un char
ró de su garganta, un sonid
AX
n la cara de Axel, su pecho, su cabeza. Axel gritó, un gemido patético, tratando de prote
untuada por un golpe brutal-. ¡Cómo te atreves a toc
didos por el estallido de mi padre, entraro
r! -suplicó uno de ellos, luchando p
ya magullado e hinchado. Los miró,
o! ¡Estos oficiales
on ojos agudos, se arrodilló a mi lado, s
un hospital. Y a su madre. ¡Algu
ento, ayudó a mi padre a poner
olencia doméstica, y potencialmente,
fijamente,
sunto familiar! ¡Mi esposa me enga
o de Axel del suelo-. Y tenemos testigos que lo escucharon confesar infertilidad, luego escuchar
rabia, logró componerse lo
en. Averigüémoslo. Veamos qué más han estado tr
n se nubló de nuevo, los rostros de mi padre y los oficiales nadando ante
l, aferrándome a la mano amabl
nto de luz. Escuché el grito desesperado de mi padr