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El último y amargo adiós de mi corazón

El último y amargo adiós de mi corazón

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1312    |    Actualizado en: Hoy, a las 18:07

e fue ver la mano de mi prometido deslizarse hacia la de mi mejor amig

queño en mi contra, el niño que

lebrada en mi casa y pagada co

e o

el mundo celebraba su historia de amor. Veían a una mujer débil y mo

es dejé un último regalo, las últimas palabras de una mujer muerta. Cuando yo muera, her

ítu

NA SA

e Damián entrelazándose con la de Débora, al otro lado del cristal, lo que realmente selló mi destino... y

erca, la cabeza de ella descansando en su hombro. Él le acariciaba el brazo, un gesto que antes era solo para mí. Se me revolvi

que cualqu

ó en mi dirección. Débora lo rodeaba con su brazo, una imagen de consuelo maternal que yo me habí

amor que una ve

ía amado incondicionalmente y para las que había construido un imperio, estaba al otro lado de esa puerta, traicionándome. En

e volví, con una sonri

s, ¿sema

a, la calma de una directora general. Per

n los ojos lle

ento experimental ofrece una pequeña posibilidad,

na preocupación que no había vi

de que quiere

s de que nuestros padres murieran, solo para que a Elías nunca le faltara nada. Mi juventud, mis sueños, todo lo invertí e

e un susurro, pero firme

pareció so

nica opción. Sin

erdida-. Mi decisión está tomada. Le c

ción. Ya era un fantasma,

s bien, yo la construí y él se colgó de mi éxito, disfrutando de mis logros. C

enua ha

de la pobreza, le di un hogar, una educación, un puesto clave en mi empresa. Era como una hermana para mí, más que una hermana, era la familia que elegí cua

e ella anhelaba más de lo que yo le estaba dando, que algún día podría tomarlo todo

risa que no le llegaba a los ojos. Olía ligeramente

ariño. ¿Cóm

ida que me crispaba los nervios. Sus ojos reco

blancas y almidonadas, la bata

ián. Tan bien co

a microexpresión. Se movió incómo

mencionó... el trat

, usualmente tan seguro, estaba nublado por un

arga, un sonido h

que Débora nece

ojos, sosteni

r en par, luego se estrech

or supuesto que no. ¿

nado, pero su voz s

amos,

ra puramente

ndición de Débora es mucho peor, ¿no es a

ando el destello d

tam

dijeron los doctores. Y tú, Juliana, siempre te ves tan fuerte

mo si mi apariencia fu

ñado de pastillas que tragaba cada pocas horas, solo para evitar que mi rostro se contrajera de dolor. Los potentes analgésicos eran un arma de doble filo, adormecían el asal

oz tranquila, casi serena-. Ella lo n

ue inundó su rostro fue inmediato, abrumador y absolutamente

.. ¿habla

ara que la trampa se revelara, pero sus

ser terca

rera que no podía ser amada. La verdad era que era la única forma que conoc

lías seguían acurrucados, una familia perfecta y roba

sin un

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