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El último y amargo adiós de mi corazón

Capítulo 2 

Palabras:1075    |    Actualizado en: Hoy, a las 18:07

NA SA

do. Me obligué a caminar, a parecer normal. Llegar a casa fue una victoria, pero se sentía vacía. La

entemente, su mano alborotando su cabello de vez en cuando. Él levantó la vista cuando entré, sus ojos se encontraron con los míos por

ue Débora solía cuidarme

, luego forcé una sonrisa. Se

ías. Hola

normal, molest

ostro una máscara de

ás en casa! ¿Cómo

yo había admirado durante meses antes de finalmente derrochar en ella p

a chimenea. Mi lugar. El lugar donde siempre me paraba cuando llegaba a casa,

ija. Sostenía un sobre grueso en mi mano

za, su expresión de

, no debiste. Siem

illaban con una avaricia

e la familia Salazar, la casa que nuestros padres construyeron, la que yo había salvado de la eje

escaneando el documento. Sus ojos se abrieron de p

. la casa. Nuestra ca

un susurro

corazón se desmoronaba en polvo-. Un regalo. Un regalo especial para una amiga especial

oscuro -triunfo mezclado con confusión- cruzó su rostro. Luego, recup

. Esto es demasiado. Sabes cuán

as frías y claras en mi mente. Mi futuro se medía en

bajó a un susurro b

Todo lo que tú y Dami

ero mantuvo mi mirada,

nión. Bendigo su futuro. Solo manté

a ducha, con el pelo todavía húmedo. Se quedó helado a

uí? -exigió, con un t

arrando dramáticamente las

tan buena conmigo! ¡Me ha

hogada pero lo suficientemente

able, tan d

descifrable. Una mezcla de conmoción, alivio y un t

mi voz apenas un susur

seguía pegado a su juego,

ra, ¿de acuerdo? Ella sab

ojos nunca dejaron la pantalla. Luego

omprar ese juego nu

a triunfante, casi impe

, cariño. Lo

rte superior

eña e inocente, la voz de mi h

ias,

estabilizarme. El dolor físico era un latido sordo comparado con la herida abierta en mi alma. M

errumbé en el suelo, mi cuerpo sacudido por los sollozos. El cáncer, usualmente un asesino silencioso e insidioso, rugió a la vida, sus tentácul

ndo. Y ya me ha

os, joyas brillantes. Todo por lo que había trabajado, todo lo que poseía. Pronto, todo sería de

tero. Demacrada, pálida, con los

a que me devolvía la mirada-. Tres se

ados para siempre. Esta noche era solo el comienzo. La revelación de su engaño, meticulosamente planeada, sería mi último y d

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