El Monstruo Detrás de Su Máscara
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ener hijos. Él jugó el papel de mi devoto cuidador, pero su fachada perfecta se hizo pedazos cuando un gato
ante embarazada, Valeria. Sonrió con suficiencia, llamándome la "esposa et
lamándome histérica y ambiciosa. Mateo se arrodilló, suplicando perdón, pero
mbargo, era much
evelando que Mateo la había obligado a perder a su bebé,
itando que yo era suya, me di cuenta de que no solo me ha
ítu
ista de So
ero, abandonado por la mujer de al lado, no dejaba de ronronear contra
los rosales, no cuidándolos, sino tratando de sacar a un gato de tres colores, flaco y aterrorizado, de debajo del porche. El gato era una adición reciente a nuestra calle en San Pedro, un
itando a todos, incluso a mí.
sus tobillos. Era una imagen de confianza, de familiaridad. Un pavor helado, agu
llamé, mi
o a su pierna, su cola moviéndose suavem
risa era algo practicado, encant
de cachemira con más fuerza contra el frío de la tarde. Me dolían las pie
ndo un pequeño tazón de croquetas cerca de l
maullido y frotó su cara contra los jeans de Mate
desde la ventana de mi habitación, un extraño nudo formándose en mi estómago. El inusual apego del gato a él, la forma en que
saltaba a su regazo cuando se sentaba en el patio. Me ignoraba, en su mayor parte, un hecho que me irritaba y me inquietaba. Mi esposo, el hombre que decía estar dedicado a todas
en su startup de tecnología. Su teléfono siempre estaba boca abajo, siempre en silencio. Saltaba cuando yo entraba
junta tardía", me encontré mirando a Susurro, que
l gato. Parpadeó lentamente hacia mí,
Montes había ocupado y luego desocupado. Tenía que ver. Mis piernas ardían c
e se derramaba, junto con el olor distintivo de un ambientador
de cereal a medio comer estaba sobre una pequeña mesa. Una bufanda de colores v
con una sonrisa demasiado brillante. Valeria Montes. Y en su dedo, un
no, mis dedos temblando, para tocar la foto. Ya no era solo u
orazón martilleaba contra mis costillas. Me congelé
u cabello estaba despeinado, sus ojos abiertos por el sueño
, su expresión cambiando de una con
o? -preguntó, su voz sa
, las palabras sabiend
ió con su
esposita de Mateo, la que siempre está enferma.
oz temblando ahora, no de miedo, sin
hombros, un ge
actamente ideal con un bebé en camino, ¿o sí? -Se palmeó el vientre prot
linó. Bebé. Mat
a no era nada comparado con esto. Esta traición. Esta mentira. Mi infertilidad, mi fuente consta
é, la palabra arranc
de Valeria
siquiera pudo mantener el interés de s
na astilla de mi antiguo yo, la arquitecta que construía estructuras que resi
emente fuertes en el pasillo silencioso. Mi visión tod
Entró, silbando una melodía alegre, con su maletín en la mano. El
on las manos entrelazadas, una pila de papele
lida. -Dio un paso hacia mí,
oz peligrosamente tranquil
lo de irritación cru
abo de volver de
papeles sob
papeles del d
se entrecerraron. Se rio,
na de tus crisis otra vez? Hablamos de
e tono, perdiendo su cuidada calma-. V
elo con estrépito. El silbido alegre murió. Parecía t
perada-. No es lo que piensas. Ella está... está tr
? ¿Sobre estar embarazada? -Sentí una risa histérica burbujear en mi pecho-. Me
peles, su rostro torcido
todo! Después del accidente, ¿quién estuvo a tu lado? ¿Quié
mí, crudas y sin filtro-. ¡Tú me presionaste para tomar esa pista negra, incluso d
peles del divorcio. La verdad, fea e inne
pared, fragmentos de cerámica y agua esparciéndose por el pulido suelo de madera. Me miró, sus ojos ard
oz temblorosa pero firme-. Fírmalos, Mateo.
ontorsionado. Sabía que hablaba en serio. Sabía que ya no era la
ores Vargas, irrumpieron por la puerta principal, sus rostros una mezcla de confusión y des
madre de Mateo, Leonor, sus ojos recorriend
rando algo de su encanto habitual, aunque forzado. Me l
e una amante embarazada viviendo al
Mi madre soltó un pequeño y aterrorizado
preguntó su padre, Ricardo
rció, evitand
Una mujer loca tratan
eo! -escupí, el veneno satisfactorio en mi lengua
egañar a Mateo, mientras Ricardo intentaba calmarla.
mi madre, su mano agarrando mi brazo-.
su reputación? ¿El hombre que engañó a su esposa i
onstruido se desmoronaba, se volvió hacia mí
e juro que terminaré con ella. Solo... no te divorcies de mí. -Se arrodilló, agarr
a de un hombre que se ahogaba. Me miró, su rostro suplicante, pero todo lo que v
e pero insistente-. Sabes lo difícil que es para una mujer s
us ojos abiertos de miedo-. Siempre te ha cuidad
que esté "molesta" o "confundida". Se trata de que ya me cansé. -Mi voz era un alambre de acero, delgado p
presión suplicante se desvaneció, reem
e esto, Sofía. No
ra -dije, dándole la espalda. Recogí los papeles del div
enéticos de nuestros padres, los sonidos ahogados de frustración de Mateo y el lejano lamento de una sirena. Al salir, una
abía sucedido. Necesitaba un café. Mi cafetería habitual estaba bulliciosa. Me senté en una p
un poco desaliñado, pero todavía con ese aire de confianza engreída. Y
i involuntario mensajero de la verdad,
n contenedor de basura, su
vacilación, arrojó al gato al contenedor. El animal so
staba más allá de lo que podría haber imaginado. Me lev
ciendo? -exigí
ojos se abrieron cuando me vio. Un
edo hacer lo qu
, marchando hacia el contenedor-.
u voz aguda y estridente-. ¡E
na esquina, temblando, encogiéndose lejos de
quí, p
abalanzó, sus pequeñas garras arañando mi
Incluso el gato, al parece
un sonido áspe
eliberadamente mi muñeca herida, luego mis piernas todavía doloridas-. Simplemente no puedes mantener satisfecho a un hombre como Mateo. Neces
da se e
os ojos, sin inmutarme-. Puede que te haya encontrado brillante y nueva por un tiempo, pero el aburrimiento de Mateo es una condición cr
a furioso. Levantó la mano,
ios está pa
encendidos, aparentemente habiendo llegado a toda prisa. Contempló la escena: Va
s se posaron en mí,
rla en paz ni cinco minutos? -Corrió al lado de V
o en su pecho, su voz ahogada pero perfectamente audib
fuerza, su mirada sobre mí fría
fía. ¿Ahora atacas a una mujer embarazad
or, no solo había muerto. Se había transformado en una cosa grotesca y retorcida, protegiendo su nueva obses
apenas un susurro, pero se sintió como un trueno en el
mi muñeca un pequeño precio po