El Monstruo Detrás de Su Máscara
ista de So
ria cruda e inalterada que v
ojos, usualmente tan calculadores, estaban salvajes, llenos de odio. Tropecé, agarrándome del borde de la mesa de ce
ó hacia Valeria, su com
tro entre sus manos, sus pulgares rozando suavemente la marca roja qu
triz, se disolvió en l
r tu bien. Y me atacó. No sé qué hice mal. -Enterró su rostro en su hombro, su
de su cabeza. La mirada en sus ojos era una que nunca an
ofía -ordenó, su voz ba
mi sangre helándo
? ¿Por defenderme de su calumnia? Se lo
su rostro con
aleria, acercándose a mí-. ¿Qué te ha pasado? Esta n
ismo, con fuerza, en la cara. El agudo chasquido resonó en el silenci
a. ¿Estás satisfecha? ¿Vas a detener esta locura ahora? Por favor, cariño, para. No sé qué te pasa, pero te conseguiré ay
suplicantes, rebos
aré cualquier cosa. Solo por favor, no me dejes. No tires por la borda todo lo que hemos construido. -Su
e irrevocablemente harta. -Lo miré, mi mirada inquebrantable-. No te amo. Te odio. Me siento asfixiada p
Leonor y Ricardo intercambiaron miradas de asombro. Su
ra de furia aristocrática,
Discutiremos esto más tarde. -Me lanzó una mirada de puro odio-. Te arrepentirás de esto, Sofía. Te q
edaron atrás, sus rostro
ón-. Has ido demasiado lejos. Vas a quedarte completame
udió la cabeza, s
también se fueron, sus pasos pesados
a libertad. Libertad de las mentiras, de la sofocante pretensión de una
iante, que esto sería una guerr
bido de la computadora era un bálsamo para mis nervios crispados. Había pasado los últimos días, a raíz de descubrir la presencia de Valeria, instalando en secr
pasado a la consultoría de seguridad. Era discreto, eficiente y me debía un favor. Había estado investig
de pantalla de transferencias bancarias y datos de ubicación. El investigador privado era minucioso. Mis dedos v
laptop de golpe, mi corazón martilleando contra mis costillas. M
iendo? -pregunt
más aguda de lo que pretendía. Traté de p
, los bocetos de diseño. Se detuvo junto a mi mesa de dibujo, donde un renderiz
atando de destruirme? ¿Nuestra vida? -Se volvió para mirarme, sus ojos llenos de una tristeza familiar que s
sica. Siempre lo eran. Conocía mi herida
rabia reprimida-. ¿Porque no puedo darte un hijo? Dime, Mateo, ¿c
ás atrevida, a pesar de mis súplicas de precaución. El crujido enfermizo de la nieve, el dolor abrasador, los largos e interminables meses de
lmente enterrada bajo capas de encanto y a
había cerrado, no bloqueado, emitió un sua
dos y depredadores, se fijaron en la pantalla. El pequ
op. Lo empujé, pero era más fuerte, impulsado por el pánico. Sus de
No cualquier sonido, sino su voz
... no es como tú. Tú estás tan viva, tan salvaje. Ella está rota, Valeria. Después del accidente
e Valeria, ronc
De verdad? Porque tus besos c
eo de nuevo,
Simplemente ya no me excita. Es una carga. Pero
aición. Cada sílaba fue un martillazo en mi corazón, en mi ser. M
ver un fantasma. La grabación continuó, su voz, tan íntima, tan amorosa, para otra
temblando, pero yo fui más rápida. S
Rota? ¿No la mujer de la que te enamoraste? -Lo miré, realmente lo miré, y vi al monstruo debajo de