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El comprador

Capítulo 6 Las normas

Palabras:2343    |    Actualizado en: 14/11/2025

tenía miedo

o te

era lo

a sus pies, casi literalmente. Sometida sobre la cama

un segundo, traté de controlar el temblor en mi

los empatizar y funcionaba para sal

que el, no c

sta mí y los recorrió con sus yemas, dejando que ellos se resbalaran e

en todo momento y yo no

hombre, que no está seguro de lo que quería. Frente a una mujer que

inclinaba mi cabeza hacia un costado y se detuvo en la arteria yugular de mi cuel

bas vienen del mismo sitio. Pero te lle

e soluc

o agachándose hacia mí y escupió furioso - evita malentender lo que te digo si quieres saber que esperar de

ndome confundida y salió de l

e, pero lo único importante es que

egunté en silencio, ¿Por qué m

ía como al resto de

me enervaba, tuvo que

vidas, tenía la culpa de él entrando en mi vida, d

e de órdenes, eso no tenía po

, nada más entrar.Estaba todo lleno de perchas y percha

que había

zapatos, algunas carteras y demasiada lencería

cuándo me la pondría si él

. Nunca lo había visto de sport y supongo que se ve

o la miseria, verse de repente entre cosa

ara en la tina.Me envolví en una toalla el cuerpo y mi pelo, y volví

anga larga, allí había frío. Unas botas negras y sequé mi cab

cuarto de algún criado o algo así. No hacía falta ser adivino para saber q

o a la cocina, me recibi

estaba otra vez esta señora, asumiendo que me interesaba

arle? - pregunté, ev

da. Es mi trabajo hacerlo sola cariño. - ella sigui

los jardines por la comida que el señor frialdad les mandaba a poner para alimentar a los gorriones. Gesto que me pareció muy tierno para él. Me contó que los caballos andaban por los camp

os chicas de la limpieza y las únicas que se movían por la

aldeó en cuanto aquella vo

go - ordenó

a su postura a ratos cercana,otras dis

irar por tierra delante de los demás su ácida manera de hablarme y con

su lado me tomó de la cintura y me pegó a su cuerpo y así

aliente y podía jugar con él, pero en privado lo sentía demasiado. Así ya n

illón detrás del escritorio y yo no pude evit

e risas y sus manos se clavaron e

e sin dejar de sentirme observada

rente a él, ser

e mi vida en esta casa y espero - hizo una pausa medio

me has contratado. Así que no veo

ención a todo lo que te digo, porque eso hará que entiendas mejor mi personalidad y mis conductas, ayu

, ni él los míos. Era como una f

iar a los suyos azules, era casi m

eían mi belleza y se enajenaban. Este por

para cumplir sus planes, sin que

parecer bella e interesar a ningún hombre y si

poderosa era mi belleza y q

bos cometimos... Yo, querer que me v

a la cocina, con el calor humano - lo d

aje, solo que ahora se había pue

mesa y se inclinó hacia

el último piso, allí no irás aunque oigas lo que oiga

o me estaba dando a

olo ví, hasta donde me llevaron y a pesar de ser en un primer piso la

tenerlo claro, porque a pesar de estar en el mismo piso

o, en esa habitación no hay nada,

persona, porque se necesitan al menos dos para entab

u guardaespaldas - abrí mucho los ojos y él dijo - es para que no pue

sintiéndome una basura que no podía hacer na

rdida, tan asfixiada, tan comprimida que dolía - acabo de liquidar tus deudas y deshipotecar tu casa. Logré un acuerdo con el seguro

fue de

i fuera una asesina a sangre fría me

la silla derrapó en el suelo y c

en su cara mesa y le esc

una pobre mujer que ha perdido su vida entera y está en la calle rota de dolor y l

de hijo d

adamente la vuelta a la mesa y se paró delante de

antajeado, manipulado y exigido todo lo que has querido. Todavía hay algo que quieres de mí y encima hijo de la grandísima puta eres incapaz de empatizar con mi sufrimiento - empecé a golpearlo furiosa, con las emociones poniéndome al borde de un colapso nervioso y él aguantaba estoico mis aporreos a su pecho - ¿Por qué eres tan cruel, por qué estás tan hueco... Que te he hecho?

cargado y me dejara llorar en su hombro, me supo raro

an alto que me quedaba inc

onoces. En un solo día no he podido hacer algo

en su pecho. No tenía nadie a quien aferrarme. Este hombre duro era lo único que tenía aho

a ser un poco más humano - le pedí

do vestido y estaba prácticamente con la t

uenta, que tenía la vista en mi piel des

is muslos, hasta mis nalgas y ambos cerramo

dedos en la piel de mis muslos, hizo t

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