El comprador
n aquel documento, él colocó la suya en dónde
erdos que atesoraba, y si en ese contrato estaba algo tan preciado par
biera, fueron las dos cosas que marcaron el inicio de mi nueva
, nos llevó a la ruleta rusa de la vida, dó
mis deudas y si yo imcumplía el contrato, sería denunciada a la policía por las cosas que ya sabíamo
n millonaria en caso de incumplimiento de contrato. Un simple trámite
mi prisión a ciegas, un acuerdo comerciable. Era tan gélido como calculador y nada podía fallar en su in
ante y ahora, no era más que una prisionera del ti
ula fuerte y perfecta. Era tan grande como fuerte y se adivinaba un cuerpo impresionante debajo de aquel traje. Los músculos de sus bra
la mía. Me perdí en la vida más allá de la ve
haber salido del estado, estábamos en me
a perfectamente con el hombe a mi lado y mi futuro con él. Mi mirada atravesaba el vidrio de la ventan
traba una gran entrada, con una reja a control remoto que nos permitió pasar, s
Era demasiado intenso y viril. Verlo erizaba
osa. Manos que juraban haber sido hechas para trastocar todo aquello que
i mente y me concentré en l
ir con justicia
jestuoso casti
montones de metros de c
techos que parecí
de un sin número de riquezas clásicas y perfectamente colocadas, evidenci
ando mi vista para ver cómo el techo de la sala era de cristal y po
con mis ojos cada vez más ávidos de
gordeta y de aspecto dulce me sonreía informándome - el resto del servicio ni siquiera notará que está, pero
ectuosa. El chófer se veía como de su edad, l
os proyectaban una dulzura admirable. Sobre t
sí los trata bien? - creo que sentí que por fin podía hablar y solté todo de pronto
sonrió
o. Robin y yo estamos casados desde siempre y antes incluso
Al
a el aprecio que le tienían
sentimientos, pi
or las escaleras que había ju
con pasamanos diseñados en cristal y a
mirar aquel sitio. Me sentía como
a mi refere
a, no podrá nunca
entramos luego de ella abrirla. Se colocó a un lado y me hizo un g
osa - me acarició el rostro con sus arrugados nudillos en cuanto crucé el umbral - nunca debiste caer en este juego, pero solo puedo pedirte que hagas que se enamore de tí. Solo eso podr
pude reaccionar, n
un hombre frío, pero quizá pudo existir alguien en su vida que hubiese podido disf
veían por la ventana
increíble, si fuera mi ca
ballos trotando libre
a ventana y ya tendría tiempo de expl
e detrás de mí y chocó con
a mano en mi pecho y
la piel. También me la erizó y podría jurar
uve. No iba a amilanarme a su intensidad.
o dentro de la habitación sin dejar de mirarme. Tropezó con su reloj cuando sacó los bo
o que hacían por el resto de su pecho. Era un hombre en extremo sensual y
o terminó de quitársela y se encaminó hacia mí.
uficiente, con el en la mano como pa
ca que se había puesto y nos sostuvimos la mirad
emostrarlo y mis vellos erizados por la sensación
a puerta abierta. Le dí un empujón que no esp
o por el que cog
able y mis pies indetenibles. Corría y corría y corr
, supongo. Le había creído inocentemente cuando dijo que no habría sexo entre nosotros
justo en una puerta eno
atrás y é
r voces del otro lado. Pegué la oreja a la grues
ncia respiratoria, tomé el pomo
ija. Continúe empujando hasta que me tomaron de la cintura, levantándome del suelo
ome como si fuera un saco de cualquier cosa y ni siquiera parec
más dos o tres pasos con sus largas piernas
, fue y cerró la puerta. El sonido me hizo estremecer. Me quedé inmóvil acostad
on mis palmas por la cama, echándome
nto, aún seguía desnudo de torso para a
on violencia -