El cruel contrato del amor, su arrepentimiento interminable
/0/20755/coverbig.jpg?v=0c52b7e3d6f16646d6c3f6cdb28ab1c0&imageMogr2/format/webp)
una bala, sino con un mensaje de
ENTE". Lo primero que pensé fue en nuestro hijo de dieciséis años, Marco. Pero un foro anónimo en internet rápidamente me señaló los huecos en mi teor
la misma marca que había encontrado en el cuarto de nuestro hijo
de mis "crisis" y se burlaban de mí por ser aburrida. Marco incluso le dijo a su pa
paredes de mi propia casa, destruyó lo
es la próxima semana. Es el escenario perfecto. Él cree que seré la esposa comprensiva colgada de su bra
ítu
vista d
una bala, sino con un mensaje de
ncimeras de mármol de nuestra enorme y silenciosa cocina en Las Lomas. Era mi trabajo mantener ese s
rriba, probablemente viendo s
lima para un almuerzo de caridad al día siguiente. Una burbuja verde apareció en la pantal
ejar de pensar en esa habitación de hote
je no er
co. Tenía dieciséis años, el heredero de este imperio brutal, y un pro
Me dejé caer en un banco de la barra, mis piern
nzo. No podía acudir
yo, mujeres que vivían "La Vida". Anónimamente, tecleé una versión vaga de la verdad, presentándol
as, una mezcla de simpatía
ibió: ¿Por qué asu
edos temblando. Mi esposo era un pilar de
es el segundo round' suena a negocio. No
s puede siquiera reservar una suite en el
a un límite de gasto que no cubriría ni una botella de su champaña más barata, mucho meno
nuevo comentario, si
otro hombre
samiento imposible, traicionero. Era mi espos
or su reputación, LicenciadoAguilar88, un Consejero d
es de 40 y tantos para estimulantes sexuales. Sugi
mis huesos. Lorenzo
La voz de Lorenzo, profunda y segura, retu
con una amplia sonrisa. Sostenía una caja de choc
da, mi amor.
tió como si se rompiera un c
brazos, su barbilla descansando en mi hombro. "T
é bueno que ya estás en casa". Me aparté suavemente, antes de
Me quedé sola con su portafolio. Necesitaba desempacarlo por él, res
ozaron el bolsillo delantero, cerrándose alrededor de un pequeño
opa sucia de Marco meses atrás. Lo había descartado entonces como la típic
e azulejo, la envoltura apretada en mi puño. La verd
co. Nunca
Lore
mensaje privado. Era d
ejo para ti es este: No lo confrontes. Reúne tus p
eron, reemplazadas por una calma glacial.
n una sola y b
e có