El cruel contrato del amor, su arrepentimiento interminable
vista d
zo estaba en la cocina, con uno de mis delantales de volantes atado sobre su traje car
viéndome una copa de mi vino tinto favorito y guiándome a una silla antes de po
líquido sabía a ceniza en mi boc
irlo, mis zapatos de suela blanda no hacían ruido en la escalera de mármol. Me detuve justo afuera de la
a voz de Lorenzo era casual, sin esfuerzo. M
arco. El tono burlón en la vo
dor que hizo que se me revolviera el estómago. "Tu
, la pregunta poco más que un
ente. "Solo necesita un poco de atención.
"Mucho mejor que esa vieja bruja de la Sr
ulante en la voz de Lorenzo.
su tono cambiando. "El otro día me estuvo haciendo pregunta
ti. Una mujer como tu madre", su voz goteaba condescendencia, "preferiría creer q
rrida", se
mo un golpe físico. "Debería
mujer. Una buena madre. Mantiene la casa en orden". No había
ia sería una madras
ndo a mi boca para ahogar un jadeo. Llegué al baño principal justo a tiempo, el vino y
el suelo frío. Estuvo a mi lado en un instante, todo pre
ándome de su contac
endidas en el aire. "¿Ales
, dije, mi voz inquie
recía genuinamente asustado. El contro
o olvides que la Gala del Gremio de Desarrolladores es el próximo viernes. Es la noche más importante de mi carrera. Me
i mejilla. Lo miré, mis ojos muy abiertos con un dolor cuid
terado inundó su rost
nuestra supuesta reconciliación. Le
dame unos
estado "frágil". Retrocedió lentamente, c
ejo había desaparecido. En su lugar había otra persona,
ario est