NOCHES ROJAS EN RUSIA
TO
stido que llevo puesto es una descarada provocación. El escote se hunde demasiado, la tela abraza mis caderas
a antes de que me encadenen a Antuan Mosorov.
i reflejo. Camino hacia el armario y abro el compar
l frío de la pista y la libertad que sentía al deslizarme sobre el hielo. La competición local para
a poder
nto o la ambición para ser profesional. Es un hobby, un escape. Además, como princesa de la mafia, la hija de Fabrizio Koslova, no pu
ón se abre sin un golpe, y el aroma a pe
a estás lista?
puerta con un golpe. Me doy la vuelta, obligándome a ma
ta -escupo-. List
n una expresión de t
eguir nada, Antonella. Intenta
e dijiste, lo que tienen que hacer por la familia, pero me cuesta. No puedo ser tan calculadora
cincelado por años de calcular cada gesto, apenas se arruga.
s miedo a perder tu caprichosa libertad -Su voz es un susurro acerado que me llega hasta los huesos-. ¿Crees que yo no
un movimiento brusco-. Mira este vestido, mira esta vida. ¡Somos
o se posa en mi brazo y la
Poder. Lo que tú haces al hablar con
azón da un brinco dolor
qué h
e tu padre no tiene monitoreadas todas las líneas de comunicación? No lo ha reportado porque pensó que era un flirt
iendo que el aire me fa
teo, mamá. Es
nocido puede ser un enemigo peor. Por tu vida, Antonella, deja de responderle. Olvídalo. No
a le he dicho a "Nikolai" todo. Ya está en
i el Sol te recuerde. Ahora, sé la hija que debes s
o sola, la respiración agitada, la imagen de Dmitri, mi "Nikolai" secreto, en mi mente. La
si él es peligroso, entonces s
go de la habitación, lista para el "circo", sabiendo que en seis día
der y falta de alma. Bajo la gran escalera, siento los ojos de todos clavados en mí, sobre todo
alón principal junto a una mesa preparada
raje caro no puede disimular la flacidez de su cuello ni la
sonrisa profesional en mi rostro. E
, Te ves..
su voz me d
spondo, retirando mi
conversación de negocios, dejando a Mosorov y a mí en un
la semana que viene, querida.
lando ligeramente. Decido no contener
falsa dulzura-. Con toda franqueza. ¿A usted no le da vergüe
ación, sus ojos, repentinamente peligrosos, se clavan en mí. P
voltear. Seré tu marido. Y te entregarás a mí. Y todas las noches, Anto
or la crudeza de la amena
ués de que use la pastilla azul para que se le pueda levantar... ¿cuánto tiempo me quedará? ¿Ci
ntebrazo con una fuerza sorprendente, sus dedos se clavan en mi carne y me saca del
ra. Estás para complacerme. Y para traer a este m
un tirón brusco, mis ojos
ede escuchar-, prefiero que me arranquen los ojos a dar a luz a un
eo una oscuridad abisal en sus ojos,
muy corta. No irás a ninguna parte. Ahora, sonríe y regresaremos
menaza es clara. Me obligo a tomar los c
tensa, cargada con la electricidad de nuestro enfrentamiento. El viejo, sin embargo, p
y yo estamos discutiendo el nuevo problema de logística en la distribución. Fabrizio in
erencia de lo que mi padre cree, estoy muy bien preparada. Tengo títulos en Administración de Empresas y Contaduría, además de manejar más de cinco idiomas. Comprendo perfec
pesada, se desliza bajo la mesa. Encuentra el corte lateral de mi vestido, justo donde expo
casi imperceptible, pero firme. Antuan me mira con una mezcla de sorpresa y advertencia en
platos son retirados y mi padre comienz
cielo. Pero hay detalles. El menú, las flo
sión. No pienso intervenir, no voy a prestar mi voz a esta farsa-. Ya que
Antuan lo tranquiliza, encantado co
o para disfrutar de t
nes que probarte ese maldito vestido que encar
sintiendo el impulso de
miso. Me
con un tono posesivo-. ¿No le das un
presión dura c
dad en el altar, An
ro la voz helada de
blar tú y y
acia las escaleras, sin apre
padre. Ya sabes d
n mi voz, solo una resignación amarga que se ha convertido en desafío. Mi ú