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NOCHES ROJAS EN RUSIA

Capítulo 3 VELADA DE INFIERNO

Palabras:1989    |    Actualizado en: 05/11/2025

TO

stido que llevo puesto es una descarada provocación. El escote se hunde demasiado, la tela abraza mis caderas

a antes de que me encadenen a Antuan Mosorov.

i reflejo. Camino hacia el armario y abro el compar

l frío de la pista y la libertad que sentía al deslizarme sobre el hielo. La competición local para

a poder

nto o la ambición para ser profesional. Es un hobby, un escape. Además, como princesa de la mafia, la hija de Fabrizio Koslova, no pu

ón se abre sin un golpe, y el aroma a pe

a estás lista?

puerta con un golpe. Me doy la vuelta, obligándome a ma

ta -escupo-. List

n una expresión de t

eguir nada, Antonella. Intenta

e dijiste, lo que tienen que hacer por la familia, pero me cuesta. No puedo ser tan calculadora

cincelado por años de calcular cada gesto, apenas se arruga.

s miedo a perder tu caprichosa libertad -Su voz es un susurro acerado que me llega hasta los huesos-. ¿Crees que yo no

un movimiento brusco-. Mira este vestido, mira esta vida. ¡Somos

o se posa en mi brazo y la

Poder. Lo que tú haces al hablar con

azón da un brinco dolor

qué h

e tu padre no tiene monitoreadas todas las líneas de comunicación? No lo ha reportado porque pensó que era un flirt

iendo que el aire me fa

teo, mamá. Es

nocido puede ser un enemigo peor. Por tu vida, Antonella, deja de responderle. Olvídalo. No

a le he dicho a "Nikolai" todo. Ya está en

i el Sol te recuerde. Ahora, sé la hija que debes s

o sola, la respiración agitada, la imagen de Dmitri, mi "Nikolai" secreto, en mi mente. La

si él es peligroso, entonces s

go de la habitación, lista para el "circo", sabiendo que en seis día

der y falta de alma. Bajo la gran escalera, siento los ojos de todos clavados en mí, sobre todo

alón principal junto a una mesa preparada

raje caro no puede disimular la flacidez de su cuello ni la

sonrisa profesional en mi rostro. E

, Te ves..

su voz me d

spondo, retirando mi

conversación de negocios, dejando a Mosorov y a mí en un

la semana que viene, querida.

lando ligeramente. Decido no contener

falsa dulzura-. Con toda franqueza. ¿A usted no le da vergüe

ación, sus ojos, repentinamente peligrosos, se clavan en mí. P

voltear. Seré tu marido. Y te entregarás a mí. Y todas las noches, Anto

or la crudeza de la amena

ués de que use la pastilla azul para que se le pueda levantar... ¿cuánto tiempo me quedará? ¿Ci

ntebrazo con una fuerza sorprendente, sus dedos se clavan en mi carne y me saca del

ra. Estás para complacerme. Y para traer a este m

un tirón brusco, mis ojos

ede escuchar-, prefiero que me arranquen los ojos a dar a luz a un

eo una oscuridad abisal en sus ojos,

muy corta. No irás a ninguna parte. Ahora, sonríe y regresaremos

menaza es clara. Me obligo a tomar los c

tensa, cargada con la electricidad de nuestro enfrentamiento. El viejo, sin embargo, p

y yo estamos discutiendo el nuevo problema de logística en la distribución. Fabrizio in

erencia de lo que mi padre cree, estoy muy bien preparada. Tengo títulos en Administración de Empresas y Contaduría, además de manejar más de cinco idiomas. Comprendo perfec

pesada, se desliza bajo la mesa. Encuentra el corte lateral de mi vestido, justo donde expo

casi imperceptible, pero firme. Antuan me mira con una mezcla de sorpresa y advertencia en

platos son retirados y mi padre comienz

cielo. Pero hay detalles. El menú, las flo

sión. No pienso intervenir, no voy a prestar mi voz a esta farsa-. Ya que

Antuan lo tranquiliza, encantado co

o para disfrutar de t

nes que probarte ese maldito vestido que encar

sintiendo el impulso de

miso. Me

con un tono posesivo-. ¿No le das un

presión dura c

dad en el altar, An

ro la voz helada de

blar tú y y

acia las escaleras, sin apre

padre. Ya sabes d

n mi voz, solo una resignación amarga que se ha convertido en desafío. Mi ú

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