Marycruella
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Libro y Cuento de Marycruella
NOCHES ROJAS EN RUSIA
Otros Antonella Koslova estaba a punto de pronunciar un "sí" que sellaría su destino en un matrimonio por conveniencia, un frío acuerdo forzado por su poderoso padre para asegurar la estabilidad de su imperio. Sin embargo, justo cuando la ceremonia iba a comenzar, el destino (o el infierno) interviene.
En un audaz y violento golpe maestro, Antonella es arrancada del altar y raptada por la organización enemiga más letal de su familia. Es un peón en un juego de guerra y venganza, una herramienta para hacer caer a su padre.
Pero lo que ella nunca esperó fue encontrarse frente a la mente maestra del secuestro: Dmitri Volkov, el temido "Zar" del inframundo ruso.
Dmitri no es el monstruo despiadado que le habían descrito, o al menos no solo eso. Es un hombre de ojos azules penetrantes, tan peligroso como cautivador, cuya inteligencia afilada es tan seductora como su presencia dominante. Atrapada en la jaula de oro de su enemigo, Antonella deberá enfrentarse a la cruda verdad: el hombre que la ha robado es infinitamente más atractivo, inteligente y complejo que el que iba a desposar. Le puede gustar
Rechazada por el Capo, Reclamada por Su Rival
Gavin Durante ocho años, fui criada para ser su reina. Mi mundo entero se construyó sobre la promesa de que me casaría con Dante Moreno, el futuro Capo de la familia más poderosa de la ciudad.
Pero en la víspera de nuestro compromiso, escuché su plan. Iba a desecharme por otra mujer, Isabella, y por un huérfano de la calle que haría pasar por su heredero.
Me humilló públicamente en su fiesta, presentándola a ella como su verdadera reina. Cuando un candelabro de cristal cayó del techo, usó su propio cuerpo para protegerla, dejándome a mí para ser aplastada debajo.
Más tarde, después de acusarme falsamente de atacarla, hundió mi cabeza en el agua helada de una alberca, siseando que mi amor por él era "asqueroso".
Pero la verdad que finalmente me destrozó fue peor. Durante diez años, Dante había estado obsesionado con un aroma que creía que era el mío. Todo era una mentira: un perfume personalizado que Isabella había estado usando todo el tiempo. Nunca fui yo a quien él quería; solo fui un caso de identidad equivocada.
Después de que me rompió los huesos y me destrozó el espíritu, finalmente tomé una decisión. Acepté la oferta de mi hermano de escapar al territorio rival de los Garza. Mientras nuestro jet privado se preparaba para despegar, bloqueé las frenéticas llamadas de Dante sin mirar atrás. Esta vez, me iba para siempre. De esposa de la mafia a reina del rival
Gavin Después de quince años de matrimonio y una batalla brutal y despiadada contra la infertilidad, por fin vi dos líneas rosas en una prueba de embarazo. Este bebé era mi victoria, el heredero que finalmente aseguraría mi lugar como la esposa del capo Marco Villarreal. Planeaba anunciarlo en la fiesta de su madre, un triunfo sobre la matriarca que no me veía más que como un campo seco.
Pero antes de que pudiera celebrar, mi amiga me envió un video. El titular decía: "¡BESO APASIONADO DEL CAPO MARCO VILLARREAL EN UN ANTRO!". Era él, mi esposo, devorando a una mujer que parecía una versión más joven y fresca de mí.
Horas después, Marco llegó a casa tropezando, borracho y apestando al perfume de otra mujer. Se quejó de que su madre le rogaba por un heredero, completamente inconsciente del secreto que yo guardaba. Entonces, mi teléfono se iluminó con un mensaje de un número desconocido.
"Tu marido se acostó con mi chica. Tenemos que hablar".
Estaba firmado por Dante Moreno, el despiadado Don de nuestra familia rival.
La reunión con Dante fue una pesadilla. Me mostró otro video. Esta vez, escuché la voz de mi esposo, diciéndole a la otra mujer: "Te amo. Elena... eso es solo un negocio". Mis quince años de lealtad, de construir su imperio, de recibir una bala por él, todo descartado como "solo un negocio".
Dante no solo reveló la infidelidad; me mostró pruebas de que Marco ya estaba robando nuestros bienes compartidos para construir una nueva vida con su amante. Luego, me hizo una oferta.
"Divórciate de él", dijo, con los ojos fríos y calculadores. "Únete a mí. Construiremos un imperio juntos y lo destruiremos". La Consentida Despreciada se Convierte en la Reina de la Mafia
Gavin Cuando tenía ocho años, Dante Covarrubias me sacó del incendio que mató a mi familia. Durante diez años, el poderoso jefe del cártel fue mi protector y mi dios.
Entonces, anunció su compromiso con otra mujer para unir dos imperios criminales.
La trajo a casa y la nombró la futura señora de la familia Covarrubias.
Delante de todos, su prometida me obligó a ponerme un collar de metal barato alrededor del cuello, llamándome su mascota.
Dante sabía que era alérgica. Él solo observó, con sus ojos fríos, y me ordenó que lo aceptara.
Esa noche, escuché a través de las paredes cómo la llevaba a su cama.
Finalmente entendí que la promesa que me hizo de niña era una mentira. Yo no era su familia. Era su propiedad.
Después de una década de devoción, mi amor por él finalmente se convirtió en cenizas.
Así que en su cumpleaños, el día que celebraba su nuevo futuro, salí de su jaula dorada para siempre.
Un jet privado me esperaba para llevarme con mi verdadero padre: su mayor enemigo. La venganza de la mujer mafiosa: Desatando mi furia
Gavin Durante cinco años, viví una hermosa mentira. Fui Alina Garza, la adorada esposa del Capo más temido de Monterrey y la hija consentida del Don. Creí que mi matrimonio arreglado se había convertido en amor verdadero.
El día de mi cumpleaños, mi esposo me prometió llevarme al parque de diversiones. En lugar de eso, lo encontré allí con su otra familia, celebrando el quinto cumpleaños del hijo que yo nunca supe que tenía.
Escuché su plan. Mi esposo me llamó "una estúpida ilusa", una simple fachada para legitimar a su hijo secreto. Pero la traición definitiva no fue su aventura, sino ver la camioneta de mi propio padre estacionada al otro lado de la calle. Mi familia no solo lo sabía; ellos eran los arquitectos de mi desgracia.
De vuelta en casa, encontré la prueba: un álbum de fotos secreto de la otra familia de mi esposo posando con mis padres, y registros que demostraban que mi padre había financiado todo el engaño. Incluso me habían drogado los fines de semana para que él pudiera jugar a la familia feliz.
El dolor no me rompió. Se transformó en algo helado y letal. Yo era un fantasma en una vida que nunca fue mía.
Y un fantasma no tiene nada que perder.
Copié cada archivo incriminatorio en una memoria USB. Mientras ellos celebraban su día perfecto, envié a un mensajero con mi regalo de despedida: una grabación de su traición. Mientras su mundo ardía, yo caminaba hacia el aeropuerto, lista para borrarme a mí misma y empezar de nuevo. Punto Cero: Mi Huida del Don de la Mafia
Gavin Durante tres años, fui la esposa de Don Dante Garza. Pero nuestro matrimonio era una transacción, y mi corazón fue el precio. Llevaba una libreta, restando puntos cada vez que él la elegía a ella —su primer amor, Isabela— por encima de mí. Cuando la cuenta llegara a cero, yo sería libre.
Después de que me abandonó en una carretera para correr al lado de Isabela, un coche me atropelló. Desperté en urgencias, sangrando, solo para escuchar a una enfermera gritar que tenía dos meses de embarazo. Una pequeña e imposible esperanza se encendió en mi pecho.
Pero mientras los doctores luchaban por salvarme, pusieron a mi esposo en el altavoz. Su voz era fría y absoluta.
—La condición de Isabela es crítica —ordenó—. No se tocará ni una sola gota de la sangre de reserva hasta que ella esté a salvo. No me importa quién más la necesite.
Perdí al bebé. Nuestro hijo, sacrificado por su propio padre. Más tarde supe que Isabela solo había sufrido un rasguño sin importancia. La sangre era solo una “medida de precaución”.
La pequeña llama de esperanza se extinguió, y algo dentro de mí se rompió, de forma limpia y definitiva. La deuda estaba saldada.
Sola en el silencio, hice la última anotación en mi libreta, llevando la cuenta a cero. Firmé los papeles de divorcio que ya tenía preparados, los dejé sobre su escritorio y salí de su vida para siempre. Cuando el amor reconstruye desde corazones congelados
Gavin La noche de la exposición que definiría mi carrera artística, estaba completamente sola. Mi esposo, Damián Montenegro, el hombre más temido de Monterrey, había prometido que no se la perdería por nada del mundo. En cambio, estaba en el noticiero de la noche.
Protegía a otra mujer —su despiadada socia— de un aguacero, dejando que su propio traje de cien mil pesos se empapara solo para cubrirla a ella. El titular brillaba debajo de ellos, calificando su nueva alianza como una "jugada de poder" que redefiniría la ciudad.
Los invitados en mi galería comenzaron a susurrar de inmediato. Sus miradas de lástima convirtieron mi mayor triunfo en un espectáculo público de humillación. Entonces llegó su mensaje, una confirmación fría y final de mi lugar en su vida: “Surgió algo. Isabella me necesitaba. Entiendes. Negocios”.
Durante cuatro años, fui su posesión. Una esposa tranquila y artística, encerrada en una jaula de oro en el último piso de su rascacielos. Volqué toda mi soledad y mi corazón roto en mis lienzos, pero él nunca vio realmente mi arte. Nunca me vio realmente a mí. Solo vio otro de sus activos.
Mi corazón no se rompió esa noche. Se convirtió en hielo. No solo me había ignorado; me había borrado.
Así que a la mañana siguiente, entré a su oficina y le entregué una pila de contratos de la galería.
Apenas levantó la vista, furioso por la interrupción a la construcción de su imperio. Agarró la pluma y firmó en la línea que yo había marcado.
No sabía que la página justo debajo era nuestra acta de divorcio.
Acababa de firmar la renuncia a su esposa como si fuera una simple factura de material de arte. La Novia Traicionada, la Princesa de la Mafia se Alza
Gavin En mi ultrasonido de las diez semanas, se suponía que estaría celebrando el futuro de la familia Garza. Yo era Isabela Garza, la esposa del Don más poderoso del norte del país.
Pero cuando la enfermera pronunció mi nombre, el hombre que se levantó junto a su amante embarazada era mi esposo.
En el silencio estéril de esa sala de espera, él la eligió a ella. Más tarde confesó que la familia de ella lo estaba chantajeando; una debilidad que era una sentencia de muerte en nuestro mundo. Esa noche, metió a su amante en nuestra casa, en mi habitación, y me encerró como a una prisionera en el área de servicio. No estaba encarcelando a su esposa; estaba protegiendo un activo. Necesitaba al heredero legítimo que yo llevaba en mi vientre para salvar su imperio en ruinas.
Su traición fue absoluta cuando su propia madre y mis padres adoptivos llegaron mientras él estaba de viaje. Me obligaron a firmar los papeles del divorcio y luego me dijeron que me llevarían a una clínica. Su madre sacó una pistola y apuntó, no a mi cabeza, sino a mi vientre.
—Vamos a terminar con esta… complicación —dijo con una frialdad que helaba la sangre.
Mientras me arrastraban fuera de la casa, mi mundo se oscureció. Pero a través de la neblina, vi una caravana de camionetas negras bloqueando el portón. Un ejército de hombres salió de ellas, liderados por un rostro que solo había visto en una fotografía. Días antes, encerrada en mi cuarto, hice una sola llamada al único hombre más poderoso que mi esposo: mi padre biológico, el jefe del Sindicato de Chicago. Y él había venido a recoger a su hija. Amor Anulado, La Caída de la Mafia: Ella lo Arrasó Todo
Gavin En mi noche de bodas, le hice un juramento a Leandro Garza, el hombre más temido de Monterrey. "Si alguna vez me traicionas", le susurré, "desapareceré de tu vida como si nunca hubiera existido". Él se rio, pensando que era una promesa romántica. Era una sentencia.
Tres años después, descubrí su traición. No era solo una aventura; era una humillación pública. Su amante, Valeria, me enviaba fotos de ella en mis lugares, usando las joyas que él me había regalado, burlándose de mí con su presencia en mi vida. Y Leandro la dejaba.
El golpe final llegó en nuestra finca de San Pedro. Los vi juntos, a Leandro y a una Valeria triunfante y embarazada, frente a su círculo más íntimo. La estaba eligiendo a ella, a su amante embarazada, por encima de su esposa herida, exigiéndome que me disculpara por alterarla.
En mi propia casa, yo era un obstáculo. En mi propio matrimonio, era un adorno. El amor al que me aferré durante años finalmente murió.
Los mensajes de Valeria lo confirmaron todo, incluyendo la foto de un ultrasonido con la leyenda "Nuestro bebé", y otra de ella usando el collar que él había nombrado "El Amanecer de Maya".
Así que, la mañana después de nuestra fiesta de aniversario, puse en marcha mi plan. Liquidé mis bienes, arrasé con el jardín que él plantó para mí y le entregué los papeles de divorcio. Luego, con una nueva identidad, salí por la puerta de servicio y desaparecí en la ciudad, dejando al hombre que rompió sus votos entre los escombros de la vida que destruyó. Su traición, mis repentinos votos nupciales
Gavin Durante siete años, fui su propiedad. La amante y la operaria de mayor confianza de Damián Benavides, el capo despiadado de Monterrey. Recibí balazos por él, llevé sus cuentas manchadas de sangre y, como una tonta, confundí su posesividad con amor.
Entonces, me ordenó que sedujera a su rival, Elías Rivas.
Todo era una trampa cruel para ganarse el corazón de otra mujer. Seguí sus órdenes, atrayendo a Elías a la suite de un hotel durante una gala, solo para que Damián irrumpiera con la prensa.
Me humilló públicamente, dejándome desnuda y expuesta mientras su verdadero amor me llamaba basura. Mis siete años de devoción fueron destrozados por el hombre que creí que era mi salvador.
Pero mientras los flashes de las cámaras me cegaban, Elías Rivas, el hombre al que me enviaron a destruir, protegió mi cuerpo del mundo.
Me miró, con una expresión indescifrable, e hizo un anuncio que selló mi destino.
—Nos vamos a casar.