Siete años, una mentira de cuatro años
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do que venía del cuarto de huéspedes. Mi esposo desde hacía
gañándome con Kía, la chica talentosa a la que estaba
ras él nos preparaba hot cakes. Me mintió en la cara, jurando que nunca amaría a otra, justo antes de que
n conspirado para destruirme. El dolor no era algo con lo
iento experimental e irreversible. No quería venganza. Quería borrar
ítu
El
llegó como un grito, sino como un gemido ahogado
con un suave y burlón 2:14 AM. El espacio a mi lado en nues
lógico exigía cada vez más de su tiempo, pero siempre, siempre venía a la cama. Incluso si solo era
a, envuelta en el profundo silencio de nuestra aislada residencia en las Loma
las, un pájaro frenético y atrapado. No pod
ces. Me moví como un fantasma a través de las sombras familiares de la vida que creía que habíamos construi
laras. Su voz, profunda y familiar, una voz que una vez me había salvado la vida y que ha
pero su tono era juguetón,
a. Yo era *ella*. El obstáculo. El pen
cargada de un deseo que yo no había escuchado en meses-.
le que tenía que esquivar, fue una bofetada. Pegué la oreja
oz teñida de una extraña mezcla de admiración y de
í un destello de esperanza. Me estaba defendiendo. Pero luego
í
rebotó en
Sánc
la que estaba asesorando personalmente, pagando su último año de colegiatura de mi pr
truir mis propias murallas, a no esperar nunca que nadie se quedara. Entonces llegó Bruno. No solo se había quedado; había construido un
endido su trabajo, la había traído a mi firma, a mi vida. Le había dicho
a a sus ojos. Solo que no de l
e Kía era ahora un
uventud. Admiración. La emoción de lo prohibido. Todo lo
que destrozó los cimientos de mi mundo entero. Esto no era un error de una noche. Era una rutina cómoda y establecid
ente. Esto era una aniquilación total. Las dos personas en las que más confiaba en el mundo, el hombre al que le hab
s en mi piel, el sonido de su risa, la vista de la casa que construimos juntos. Querí
No miré nuestras fotos de boda en la pared. No miré el horizonte de la ciuda
migos, hasta que encontré el que necesitaba. Dr. Iván Calderón. Mi antiguo mentor de la universidad.
. Un procedimiento experimental, altamente clasificado, diseñado para atacar y eliminar vías de memoria específic
mi único
ue contestara, su voz adormilada. -¿E
iles. -Iván -logré decir, mi voz era la de una extraña, cruda y ro
al otro lado. -¿Qué
decisión cristalizándose en mi alma con
er tu pri