Siete años, una mentira de cuatro años
El
ción de alivio desesperado, ahora se iluminaron con un t
o. Extendió la mano hacia la caja-. ¿Te compraste algo bonito? ¿Un r
fuera de su alcance. Una idea fría y ve
e, mi voz suave
mí? Nena, no tenías que hacerlo. -Ya se estaba imaginando m
sé -
camente rebotando sobre las puntas
el aire entre nosotros-. Es un regalo de c
o un vuelo hacia una nueva vida. El día que llegaría
ensaje final. Mi último testamento
condescendientes sobre lo afortunado que era Bruno de tener una esposa que lo amaba tanto que lo asustab
sentó a mi lado en el sofá mientras veíamos películas que habíamos visto una docena de veces. Estaba recreando los primeros días de nuestra relación, un
que suave, casi podía olvidar al hombre cuyas manos habían estado en el cuerpo de otra mujer. Mientras s
tal. Vibraba incesantemente en mi bolso, una serpie
í
terpretaba al esposo perfecto frente a mí, ella me e
s de que ganaras el Pritzker. Dijo que necesitaba a alguien q
sita a mí. Dice que tu amor es como un monumento
ga, Elena. Tú solo eres un parc
ude pasar tanto tiempo en la firma... y con tu esposo. Realme
dos para despojarme de mi dignidad, para hacerm
gesto de su afecto fabricado. Estaba sola en la sala. Mi celular vibró. Miré la
cta, calculó el tamaño del archivo, la duración. Probablemente de tres a cinco minutos. Cin
ra esto. La pieza final de evidencia
botón de reproducción. Bruno
né rep
ía afirmado que era para una "conferencia de tecnología" el mes pasado. Él estaba encima de ella, los
voz de Kía, entrecortada y provo
rse. Solo gruñó: -No
¿Miedo de sent
ra, directamente a mí. -El sexo es sexo, Kía. El amor es amor. So
dijo, como si estuviera discutiendo un
ti? -se quejó Kía, su voz incliná
lvo -murmuró, inclinándos
. Ya no quiero ser tu secre
s tener lo que quieras. Dinero, coches, una casa. Cu
ntó, su voz bajando a un susu
él durante años. Siempre lo posponía. "Todavía no, El. La empresa está en una
, una extraña expresión en su rostro. No er
, su mano deslizándose por su estómago, fuera d
urrando algo contra la piel de ella que el micrófono no captó. Pero
sto cuando la puerta
chocolate! -anunció Bruno alegremen
emblor en mis manos. -Vaya, El. Pareces com
lo estaba viendo un vid
mesa. Su desdén casual, su completa falta de curiosidad sobre lo que podría haberme molestado
mi voz hueca-. Nunca