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Siete años, una mentira de cuatro años

Capítulo 2 

Palabras:1426    |    Actualizado en: 04/11/2025

El

momento. Casi podía oír los engranajes girando en su bril

to a bruscamente alerta-. Este es un procedimiento radical e irreversible. Está diseñado

as. Decirlo en voz alta lo haría aún más real,

onocía nuestra historia. Sabía que Bruno había sido mi roca, mi mayor apoyo, el hombr

labras sabiendo a ceniza-.

resilientes que conozco. Construiste una vida, un impe

: una extraña de ojos hundidos-. Esto no. Hay cosas q

fectos secundarios a largo plazo. Borrar un evento traumático específico es una cosa, pero lo que estás insinuando... borra

-. Ese es el punto. Ya no

n y cuenta nueva? -pregunté, recordando un detalle de nuestra cena. Había mencionado un componente, un suero, todavía e

a, casi severa. -Elen

s ahogados del final del pasillo se habían detenido, y un silencio nuevo y más aterrador había ocupado su lugar. Pr

n que se toma a las dos

or favor. Eres el único que puede ayudarm

historia, mi profundo miedo al abandono, la feroz lealtad que depositaba en la familia que había constr

inalmente, su voz teñida de una grave resignación-. Habl

rde. Lo más drástico ya

puerta. Me quedé perfectamente quieta, mi cuerpo rígido, mis ojos bien abiertos en

puerta del dormitori

e in

r de su cuerpo mientras se acercaba, el aroma familiar de su loción ahora co

ue habían estado sobre ella hacía solo unos momentos, se presionaron contra la nuca de mi cuello. Una ole

brazo, una reacción pur

pastosa por un falso sueño

voz ahogada por la almohada

bajo y satisfecho que me erizó la piel. Volvió a rodearme con su brazo, e

en mi cabello-. Soñé que me

so era un dolor físic

Un nombre simple, sin pretensiones. Un nombre sin historia, sin fantasmas. Estaba imaginando la nueva identificación, el nuevo pasaporte.

llenó la habitación. Estaba agotado, por

er por la mañana, y yo fui directamente al baño, cepillándome los dientes hasta que mis encí

barra de desayuno, bebiendo jugo de naranja, con las piernas desnudas recogidas bajo ella en el taburete. Llevaba una de las camisetas

-dijo alegremente-.

sa amplia y atractiva en su rostro, una sonrisa que una vez había hech

. Te guardé un poco de masa. -Señaló con su espátu

do la barbilla en su mano-. Bruno es el esposo

e de mi taza de café. El desafío estab

nte tranquila-. Le da a cada qui

a la gente que me importa. Mi esposa, obviamente, es lo

su esposa y su amante, sentadas en la mism

clic. -Bruno -pregunté, mi

de la pregunta. Kía se congeló, con

o el ceño en confusión-. Eres la ú

do, suave y practicado. Pero anoche,

café intacto-. ¿Crees que es posible que u

o. El amor no es algo que puedas dividir. Cuando realmente

opia expresión indescifr

extrañas, El? -preguntó, con u

hipótesis. Si alguna vez te enamoraras de otra persona, m

os, inclinándose para besar mi frente. Tuve

omesa baja y sincera-. Pero si pasara,

Porque si ese día llegara, no pelearía. Simplemente

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