Siete años, una mentira de cuatro años
El
aje de negocios" a Miami, un viaje que ahora sabía que era una escapada romántica con su amante embar
onstelaciones, su voz un murmullo bajo y romántico contra el sonido de las olas. Estaba inte
pas rojas y doradas. Un fuego artificial. Luego otro, y otro. Un espectáculo completo de nivel
ya se detuvo, excl
na mujer cerca de nosotros a su pareja-
a para una propuesta. Esto era para mí. Otro gesto grandioso y vacío. Un es
no y señaló al cie
artificiales formaban letras. Una B giga
Bruno y
ó en mi oído, su aliento cá
rando mi rígida resistencia, y me besó. Fue un beso público, pe
llenos de asombro, corrió hacia mí y me entregó una vara lu
rotándole el pelo. -¿Ves? N
a vara luminosa se sentía obscena en mi mano, un símbolo de una pureza que
deberías quedártela. Algunas cosas son demasiado her
confundida. Brun
docena, El -dijo, tr
jos? -pregunté, mi voz co
olo nosotros dos. Pero... si tú los quisieras, por supuesto que yo
enenado. Ya le había prometido un hijo a otra persona. Casi podía ver l
quemándome en la punta de la lengua. Pero entonces vislumbré
. Fresco. De la despedida rápida y desesperada que debió darle
sentido. No se puede razonar con una
dome del espectáculo chillón
onó. Miró la pantalla, su expresión cambiando instantá
mada -dijo, su voz tensa-
Podía leerla en su rostro. La irritación inicial, el ablandam
e hacia mí, su rostro una máscara de arrepentimiento-. Nena, lo sie
sprovista de emoción-. Ve t
compensaré! ¡Te llamaré cuando termine! -gritó por encima
endo. No iba
propio celular y abrí la aplicación de transporte.
-le pregunté al conductor, mi voz en una