Su Gélido Regreso: Una Heredera Vengativa
/0/20162/coverbig.jpg?v=8686ce9e8a27766d987ae2e28d99ec87&imageMogr2/format/webp)
video de mi caballo de la infancia siendo llevado a un
lia, ya no como una protegida indefensa, sino
ndra, todavía me veían como
a quedado sin dinero, antes de "tropezar" y e
do que la chica rota de hace
a y aburrida en su rostro mientras me decía que m
erían a la chica histéri
o había congelado todo dentro de mí, alimentando una rabia
, con calma, tomé una botella llena de cham
i voz peligrosamente sere
tella y la estrell
ítu
ista de Al
Era de mi caballo de la infancia, Cometa, siendo llevado a un matadero. Su único pecado fue amarme más de
zado todo lo demás en mi interior. Durante cinco años, ese frío había sido mi combustible. Había construido mi empr
r de su prometida, Casandra Carrillo. Ella fue quien le había susurrado el veneno al oído, la asistente ambiciosa
mpaña. Javier, mi propio prometido, apretó mi otra mano
Alana -murmuró, su voz un b
z tan fría como el hielo en mis ven
aminar hacia ellos, cada paso un gol
ca que recordaban era una protegida silenciosa y rota de los Garza. La
tello de confusión en sus ojos. Luego, el reconoci
ando condescendencia-. Alana Ponce. Me sorprende que t
dillas, se abrieron por una fracción de segundo. Lo ocultó bien, su máscara de arrogancia aburri
vozarrón, aunque sus ojos nunca dejaron
nte -respondí,
cionándose entre Fernando y yo, una
te sin dinero? Fernando y
sin un peso que él había echado. Pero no me tocaron. Nada de lo
antuve mis oj
darte al
un sonido agudo
arnos tú? ¿Una
hacia adelante, empapando el frente de mi vestido de sed
ra, llevándose la mano a la boca en una perfecta
ndisimulado. Quería una reacción. Quería a
de llevarse una
, con calma, tomé una botella llena de cham
i voz peligrosamente sere
s blandí
lpe sordo y repugnante, seguido por el estall
splomó en el s
ión estall
de socialités, se apre
dome con un dedo tembloroso-. ¿Sabes quién
voz estridente
adora! ¡Te m
re apelmazando su cabello perfectamente peinado. Me miró, s
efiriéndose al día en que casi le saco un ojo con un ata. Habían pasado cinco años. Estaba más pulida, más segura, p
? -pregunté, mi voz apenas un sus
a botella rota del suelo. Los bordes afilados no
ultitud retrocedió, un círc
a atrás por el suelo, su
jate
iéramos discutiendo el clima. Sostuve el trozo de vidrio en alto, dejando que captara la luz del
tro
Estaba guardando mi venganza para un día en que fuera l
l recuerdo de esta noche en su rostro perfecto, cuando
uficient
nan
enso de furia. Su agarre era
ozó, arrastrá
e se detenga!
roma, una mezcla familiar de colonia cara y algo únicamente suyo, llenó mis se
tenía dieci
ñí, luchando c
retó más, sus dedos
inast
dome lo suficiente como para balancear mi brazo. El trozo de v
muñeca mientras la sa
o todavía en mi mano. Él miró la sangre en su mano, luego
sonrisa le
mpo sin ver