Escapando de la locura hechizante de su corazón
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staría que Bryson te decepcionara", dijo Brianna Mills con calidez, dándole una palmadit
dez iluminó sus ojos normalmente distantes. "Abuela, la aprecio. No permitiré que nada n
o un expediente contra el pecho. La cálida atmósfe
retismo era por su propio bien: quería proteger su reputación y a
de la noche, socializando con clientes hasta que el agotamiento le nublaba la vis
y ridícula, como si todos esos años de lealtad
a única hija del hombre más rico de Ewriron, era la siguiente en la línea de sucesión para heredar la inmensa
varón y una mujer, lo que hacía que s
la élite, como la luna rodeada de estrellas; era casi imposibl
a de su mano, el dolor la devolvió a la re
imagen de la modestia y la contención. Apenas salida de s
bros, y un flequillo vaporoso caía ju
o hablaba, pero su pureza y sutil eleg
bos compartieron palabras suaves y
e, sus mejillas brillando con u
ietud cruzó la exp
ar, pero él siempre había tratado esos arreglos como meras formalidades, sin molestarse
ez, algo er
elo rizado, dormitando con total sat
distraídamente el sedoso pelaje. La escena dejó a Madelyn atón
bía pasado semanas eligiendo un adorable gato ragdoll para sorp
ato y le advirtió fríamente que, si volvía a traer una masc
u regazo, moviendo la cola con pereza mientras
mirada calculadora asomó en su ro
a lo había visto ceder ante nadie, y mucho menos t
intió como si su corazón hubiera sido pinchado por m
a Bryson. Se inclinó y murmuró: "El proveedor necesita su firma.
a con un apenas perceptible destello d
ensó, pero su voz no vaciló. "Ignoraste mis
ose un poco hacia adelante. Sus ojos brillantes exami
ducada. "Gracias, señorita Sutton. Soy Madelyn Dixon,
ono estrictamente profesional. "El sábado por la noche, el únic
lanes", la interrumpió él, c
as traer asuntos de la oficina a casa. Dejar que los extraños entren y salgan de
de que denotaban una imponente seguridad, hablaba con una ca
la. Fue un error del personal.
bía sido el propio Bryson quien le había dicho que, en situacio
ora guardaba silencio, poniéndose del lado de su abuela
tomó una toallita húmeda para limpiarse las manos con deliberada indiferencia. "Si m
s un susurro. "¿Y si son do
a fulminarla con una mirada fría e inescrutable antes de reprend
spicaz. Nunca había sentido simpatía por Madelyn. Siempre había visto algo reservado e inqu
labras fluyeron con suave autoridad: "Bryson, no dejes que e
nte se suavizó al instante. Tomó un delicado pastel
a estará lista pronto", m
esto terminó por quebrar su compostura. Por un instante, parecía una intru