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Atrapada en un matrimonio mafioso

Atrapada en un matrimonio mafioso

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1753    |    Actualizado en: 10/10/2025

cha, la que convertía mi alma en sinfonías. Mi esposo, Don Dant

que cada minuto que perdíamos arriesg

ró a nuestro hijo

qué c

amilla, con una calma e

crificio. Además -añadió-, si le

uego apenas comenzaba. Necesitaban mis celos, mis lágrimas, mi dolor, para alimentar

crueldad con una prueba. Finalmente lo vi por lo que era:

escalera, escuché la voz de

está llorando de ver

ó en el hospital, tomé los papeles que trajo. En nuestro mundo, la esposa de un Don no

ítu

e Ale

ano derecha, la que convertía mi alma en sinfonías. Mi

con el rostro tenso por el miedo-. La lesión de la señora Rossi es por aplastamiento. Los nervios, los h

es, el olor a antiséptico no lograba ocultar el tufo a hierro de su poder. Él dirigía a la familia Rossi, un imperio en expans

o de carne y hueso destrozado bajo el metal retorcido de nuestro coche. Miró a nuestro hijo de diez

-preguntó Dante, su

Había sido criado con una dieta de lealtad retorcida, enseñado que el amor era algo que debía ser probado, demostrado a través del dolor. Creía que mis celos, mi s

on. Entenderá el sacrificio. Además -añadió, con un destello calculador en sus ojos-, si le duele, significa

no. Puso una mano en el hombro de Nico, un elogio silencioso por interpretar correctamente las brutales leyes de su mundo. La

n zumbido sordo y plano. Los vi alejarse, la ancha espalda de Dante un muro de indiferencia, Nico trotando para seguirle el paso. Los vi a través de la ventana

rietas de esta fortaleza de concreto, se marchitó y murió en ese momento. No fue una explosión dramátic

duro y afilado como un diamante. Voy a salir de aquí. H

ño severo en los nervios... pérdida del control motor fino... permanente". Mi carrera com

ón. Dante y Nico continuaron su juego, rodeándome como tiburones que huelen sangre, esperan

consig

nterpretaba el papel de la obediente esposa del Don. Y cada noche, los evitaba. Mi abogado,

que normalmente evitaba, mis dedos rozaron un panel suelto detrás de una e

o para armas. Era una habitación. Una pequeña gal

ina sonrisa en mis labios. Yo llorando después de una de sus crueles pruebas. Yo en la ducha, el agua resbalando por mi cuerpo. Esta gal

os, la forma en que me miraba no como a una artista, sino como a una obra maestra que tenía que adquiri

menor escala. Trozos de mi ropa, un mechón de mi cabello cortado mientras dormía, un diario lleno de garabatos infan

ra amor, por retorcido que fuera, se hizo a

a mesita de noche. Metódicamente, rompí cada foto nuestra, de nuestra familia, en pedazos diminu

ebración. Seraphina se había mudado a una de las alas de invitados,

e -anunció Nico en la mesa, jugando con la comida en s

dí. Seguí

ncia. Odiaba ser ignorado. Era un desafío a su a

inión -dije,

frente a mí, sonr

ablemente todavía está m

o, esperando una reacción. No les di nada. Mi corazón era un lago congelado. Po

érgica a un tipo específico de chocolate amargo, una alergia que causaba un shock anafiláctico. Se había

ntenida. Era otra prueba. Una prueba de lealtad a muerte. ¿Comerí

sonrisa tocó mis la

ho, sin relación alguna con el chocolate. Se me cortó la respiración. Mi

or un segundo, pareció preocupación genui

Ma

aphina soltó

vino! -Levantó la mano, una pequeña gota

los ojos de Dante desapareció, reemplazado por la familiar máscara de cuidado performativo po

bien,

ver, dé

. No podía respirar. Mi cuerpo se desplomó hacia adelante, mi cabez

d me envolviera fue la voz de Dante, cargada d

s, Alessia. Deja de

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