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El Legado

Capítulo 5 El reto

Palabras:1302    |    Actualizado en: 05/10/2025

años

ct

en presentarnos Dante y yo, aunque él llegará una hora después; continuaba en clase, hoy era

más. Saqué el celular para marcarle al fornicador; no sé cómo no se le desgastaba el pirulo con tanto uso. Cada vez que hacía

-volví a i

y no lo vi. ¿Dónde se habrá metido? Llamé a D

ase, Victori

emás no trajo su carro. El mismo tiempo restante para terminar las clases le falta a En

ónde puedes

no te desvíes, dir

casona, ella no vino a estudiar. -Me

a. Caminé al área administrativa, en alguna parte debía de estar Enrique moviendo el pito. Antes de llegar, lo

ONT

nov

qué hacen aquí? Se graduaron hace algunos años. Además, desde hace un par trabajan en las empre

ol

leas? Ya que n

es amigos, por un tiempo pensé que se enamorarían, pero nada de eso pasó. Enrique nos quería a todas las chicas, el grupo de amigo

dolió. Esa vez casi como popo de vaca, además de tragarme las ganas de llorar por su rechazo al momento de ped

s por él. Y el reto fue; besar a Enrique o comer excremento de vaca. Apenas tenía diecisiete años. Cuando me acerqué a comentarle el

irección. No lo encontré en la sala donde se reunían todos

riq

ic. ¿Qué

pedirte,

antalón, mis manos sudaban. Nos encon

Cl

ro esc

esto muy r

emento de vaca. -soltó

igmático, cordial, hasta que lo ofendían o se metían con su familia. Era inteligente, por otro lado, me deleitaba al contemplarlo leer; sus lentes lo hacían lucir irresistible par

avor, si te mencion

, cué

arte. -de

ras hasta en las hojas. Tal vez no sea el más bello de los rostros; no obstante, es el mío. Sabemos que no hay quien le gane a Roland pelea

la misma edad, pasamos todo el tiempo juntos. En la escuela, no era por nada, los cuatro nos destacá

les temían a las dos moles; donde uno era el mariscal de campo, el otro su sombra. Mis dos hermanos eran inseparables. Y a eso debo sumarle que Liam suele ponerse celos

nqui

Khleo; era un par de años mayor a las Moreno. Una estadounidense con rasgos turcos era preciosa, d

o. Escondí mi vergüenza, ahora solo asumir el reto con dignidad. ¡Mierda! Ahora a comer excremento. T

gué ante el come

ima

a. Vamos a l

derecho en dirección a los corrales, crucé la mirada con Enrique. Llegamos a los corr

esto, ¿cie

te comer el excremento del Orión, el hijo

ofundo. Antes de llevarme el ex

n suave manotón arreba

ía el beso

e nosotros con su acostumbrada altivez, su cabello negro corto hasta las

o. ¿La beso y no la obli

, no un pico. -Otra vez se

es retira

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