SENTENCIA DE LUNA
do po
re o a miedo, sino porque su esencia era distinta. Era luna quebrada, fuego contenido, rabia dormida. Ell
stigo era el exilio, pero esa noche entendí que aún quedaba algo pendiente. Ella era la
. Su cuerpo gritaba agotamiento, pero su alma no cedía. No se lamentaba, no imploraba, no se rendía. Y entonces sup
a, su dignidad incluso bajo el barro y el desprecio. La Luna no se
rpo inmóvil, mi respiración apenas un susurro. Quería verla. Quería que me viera. Y cuando alzó el rostro, cuando nues
egro de pelaje oscuro como la medianoche, con ojos plateados que br
u enemigo. E
Mi voluntad era más fuerte que el silencio mismo. Ella no huyó. Se
-preguntó sin u
hocico. Mi voz vibraba en el aire, como si brot
eló. Incluso el vi
no estás lista pa
ojos rojos. Un gruñido salvaje. Un lobo renegado, distinto a los demás, grande, torcido, hambrie
stos para el combate, aunque el
o me
prueba. Def
? ¡Son
-le solté sin emoción, solo verdad-. La justicia
lo
mer zarpazo le cruzó el pecho. El dolor la hizo gritar, pero no la detuvo. Rugió.
idos. Un combate brutal
l suelo. Ella gritó, no por terror, sino por el estallido de t
despertara en su interior. Gritó con una rabia tan ancestral que estremeció los árboles
a estalló desde su pecho. El lobo q
os huyeron. Y por primera
ero sin temor. Su pierna sangraba. Sus manos temblaban. Pero ella no cayó. Me sostuv
Porque si tú sabes quién soy
seguir ocu
io. Pasé de lobo a hombre. Alto. Firme. Ci
llamo
é quier
verla romper la estructura que a mí me arrancó el futuro. Pero eso no se lo mostraría-. Pe
o. No por rendic
a a romper el mu
placiera. Sino porque al
ces ven
viento volvió a sopl
pió la noche. Las ramas vibraron. Las hoj
tábamo
del pasado...