Embarazada, Traicionada y Buscando Mi Venganza
de E
lor punzante que parecía irradiar de cada parte de mi cuerpo. Mi brazo y mi pi
es de mi cama, su rostro una másc
ntablemente fuiste herida por los perros guardianes -dijo, su voz despr
foco. No tenía la energía para responder. El dolor físico era un ec
cheque
en mi mente. La decepción en su voz. La
o pálido y frenético. Se detuvo en seco cuando vio mis heridas, sus
á dijo que tú... -Se interrumpió,
l rostro guapo que había amado, los ojos en los que había confiado, ahora era
do la mía. -Nena, estaba tan preocu
ico*. Las palabras del médico de hacía años, después de una reacción severa a un
él era para mí
ban en mi visión. El monitor cardíaco junto a la c
e Maximiliano esta
zado. Lo último que sentí fue una satisfacción amarga e irónica. Mi cuerpo l
excepto por el pitido constante del monitor. Una rendija de luz se
y Maxi
o, cariño -dijo Sofía, su voz suave y
dió Maximiliano, su voz á
imaginarla perfectamente, su mano en su vientre, sus ojos grand
a larga
fue un golpe físico-. Lo siento, Sofi.
La estaba abrazando. Consolándola. Mientras yo yacía rota en una cama
del bebé. Sus voces eran bajas e íntimas, tejiendo un tapiz de una vida compartida de la que yo no tenía
los últimos vestigios de
Fue la aplastante comprensión de que su ternura, su afecto, las mismas cosas sobre las que había constru
u jaula dorada. Pero yo solo era el aperitivo. Sofía, con su fortuna y su fam
abía elegido el camino de menor resistencia, el futuro que
abían dejad
-