Embarazada, Traicionada y Buscando Mi Venganza
iano Robles, el heredero del imperio Robles, en la misma clínica
Mientras me destrozaban, escuché a Maximiliano alejarse, creyendo
on la ayuda de su mejor amigo, voy a vol
ítu
de E
silencio estéril de la sala de espera de una clínica, el mi
iza Fuentes, la becada, la hija de la sirvienta que de alguna manera había
trágico accidente en la resbaladiza carretera de Valle de Bravo, donde él había dado un volantazo
uerdo de cinco años del que se suponía que yo no debía saber, pero del que me enteré a través de discusiones acalladas tras las puertas del estudio. Si Maximil
o años vencía la
miliano había estado distante, sus noches en la oficina se alargaban, sus
el cabello hacía dos noches, su voz densa por el ag
a esas palabras
si cómica, una chispa de esperanza salvaje y aterradora se encendió en mi pech
s antes de sorprenderlo. Programé una cita en la clínica privada más exclusiva de
ue dond
a Ka
e un nuevo magnate de la tecnología, una socialité cuya foto aparecía en todas las columnas de chismes. También era u
, y odiaba la forma en que los ojos de Maximiliano a veces la seg
n un rincón. Se acercó a la recepci
te cuidada descansando inconscientemente, casi posesivamente, sobre su vientre plano. Un pavor helado, agudo
o a ella aturdida, mi corazón m
co se sintió como una sentencia de muerte. -Felic
rrosa mancha que se suponía que era nuestro futuro- y
dulzón en el aire. Cuando estaba a punto de irme, escuché a
tiene unas seis semanas. Dijo que quería confirmar todo antes
do se
liano
sem
ntino y rugiente silencio de mi mente. No podía s
ía que n
ía una de un baile de caridad de hacía un mes y medio. Maximiliano reía, su brazo alrededor de mi cintura, pero sus
do de So
Sofía. Dijo que era una cena de negocios, que ella le había derramado una bebida encima. Me había atraído a sus brazo
a una m
. Los viajes de "n
o. Respondió al segundo timbre, su voz cálida y fa
Liza. ¿T
su voz, el afecto fácil en e
e preocupación asomando-. Ya casi termino
labios. Era un sonido herido, a
o si me quemara la piel. Esta mota de vida, nuestro hijo, fue concebido a par
ue nunca confió en los Robles. La forma en que había dejado en segundo plano mi propio título de derecho del ITAM, aceptando un tranquilo puesto
tadora, como si el título ya fuera mío. Y yo le había creído. Había renunc
na me
l anuncio de compromiso con Maximiliano Robles. No un
ca ahora, teñida de genuina pre
es por tu inminente paternidad. ¿A cuá
ra un veneno
lg
iente, el que había besado de buenos días durante 1,825 días. El
en el vientre de ella. Lo escuché susurrarle l
ración profund
é el c
loqueé s
z un salvavidas hacia él, ahora era soloo co
-