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Memorias quemadas, el ardiente regreso de una esposa

Memorias quemadas, el ardiente regreso de una esposa

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1684    |    Actualizado en: 30/09/2025

mi esposo, pero él me lo pagó llevando a su amante al funer

me torturó y luego quemó hasta el último recuerdo de n

años, así que fingí mi propia muerte y le entregué el código fuen

ítu

a Gar

dadero significado de tocar fondo e

ndo a su aman

a. Yo estaba de pie, rígida como una estatua junto al pequeño ataúd blanco. Mi mano descansaba sobre la madera pulida, una barrera entr

ra Mo

ño elegante. Parecía una amiga desconsolada, una colega preocupada. Pero yo sabía lo que era. Era la Jefa de Relaciones Públic

ó mi brazo como una descarga eléctric

haciendo

n desgarro en el

ró sobre mi codo, su aga

seó, su voz una orden baja y

l Damián que se había arrodillado en medio de un diluvio torrencial, empapado hasta los huesos, solo porque no podía esperar un segundo más para pedirme que fuera su esposa. El Damián que, cuando una firm

ía desde cero en las horas silenciosas de la noche. Él era el rostro, el brillante CEO que vendió mi genio al mundo. Éramos un equipo perfecto. Luego nació Leo, y l

subiendo de tono, quebrándose.

andíbula apretada. Me estaba apartando del ataúd, lejo

de la iglesia. Sentía las piernas como si se movieran a través del agua. Me detuve frente a la banca de Bárbara

erecho", logré deci

, colocando una mano

o. No puedo imaginar po

o. Aparté mi brazo como

Bárbara. Se suponía que d

ma finalmente escapó, trazando un cami

ada formulario médico, en cada hoja de contacto de emergen

e entre nosotras, un muro só

como el hielo. "Este no e

d de la casa", solté, mi última ca

n de Damián

Eliana. La cámara de la c

resentación mía de millones de pesos, o "por error" filtró una historia negativa sobre la dependencia de nuestra empresa en una única program

La única prue

taúd al frente de la iglesia. "Damián, por favor. Pien

escapar un

ostado de Damián. "Pensé que necesitabas un des

su rostro falso. Pero Damián me atrapó, me giró y me empujó hacia atr

opezando con sus propios pies. Cayó al suelo de pi

a su lado en un instante, cayendo de rodillas, sus manos flotando sob

b

en el aire, robándose tod

la solapa de Damián. "Confesaré. Quizás... quizá

ra. Me miró, y la furia gélida en sus ojos era algo que nunca antes había visto. "No harás tal cosa. N

más preciosa del mundo, y la sacó de la iglesia, dejándome so

a mesa del pasillo, una notificación de un sitio de noticias. Una foto de Damián, su rostro grabado con preocupación, sacando a una angustiada Bárbara Montes de la i

Yo era la viuda inestable e histér

una caja de cartón grande y sin marcar. Dentro, ac

ismos ojos increíblemente azules que eran una mezcla perfecta de los míos y los de Damián. Llevaba una

dió. Retrocedí tambaleándome,

gus

sonrisa triunfante jugando en sus labios. Entró pavoneándose en la hab

ijo, su voz goteando falsa compasión

e mi cas

do. No quiere que un divorcio complicado afecte la salida a la bolsa. Y esto", señaló s

ia. Volé hacia ella. Ni siquiera intentó fingir una caída esta vez. Simplemente esquiv

máscara de furia. Me vio, salvaje y desaliñ

d

za del golpe me envió al suelo. Mi cabeza

s". Sacó su teléfono. "Voy a llamar al Dr. Cuevas. Tiene una habitación esperá

s con batas blancas entrar en la casa. Se movieron

me, sino para acercar su rostro al

a'. Y no dirás ni una palabra más sobre Bár

ía amado, el padre de mi hijo muer

do a recibir ayuda.

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