Demasiado tarde para su perdón
Garz
a. Estaba sentada en una banca del parque bajo una lluvia torrencial, con la ropa empapada y s
a el destino, como si estuviera des
er detalles, solo ofreciendo una presencia tranquila y constante. Fue la primera p
a por la noche y susurraba promesas, diciéndome q
o camb
mpezó a llamarlo tarde en la noche, llorando por su soledad? ¿O fue el momento en que empezó a
tantas veces que simplemente había cicatrizado. Pero verlo de pie con ella, en mi
e intentar ganar un amor que debería haberme sido dado libremente. M
rprendentemente clara en la te
bierta. El agarre de Alejandro en mi brazo se aflojó. Habían esperado
padre, con una satisfacción engreída en su voz
ciendo lo correcto, querida -añadió mi
n destello de algo en sus ojos. ¿Culpa? ¿Arrepe
e, tomando mi mano-. Superaremos esto. Desp
un "nosotros". Le estaba prometiendo un futur
e oportunista,
otando sobre el botón de grabar-.
buitres rodeando a su presa. Isabela presionó grabar,
rtísticamente-. Trabajó tan duro en su tesis, y no podía soportar verla tri
re era una advertencia. El ceño de mi padre era
o y vacío, y miré dir
do a ceniza-. Mentí. La investigación
habitación. La crisis había sido evitada
villana, la hermana celosa. Isabela, siempre la víctima magnánima, publicó un seguimi
n, ella vino a mi habitación. Las lágrimas habían desapar
inclinándose cerca-. Todo lo que e
andro. Esta era la misión de su vida. Me había odiado desde el día en que nacimos, dos mitades d