Treinta y ocho divorcios, una traición
como un balde de agua helada, sacándome de mi
strozado en un millón de pedazos. Esta tr
ue salvar. Nada p
e quedaba e
ciudad y a esta gente, ya no era un dese
mi cuerpo temblando no de miedo, si
edos volaban por la pant
aja y urgente-. Los papeles
madre era un bálsamo reconfortante-. Dijeron que podría
una ola de alivio m
arme de la casa, de la
volver a la casa una última vez para recuperar mi pasaporte y a
mi llave, la puerta s
ojos se entrecerraron co
s merodean
el teléfon
licía otra vez? ¿Tratand
no bajó las escaleras. Me vi
ur
Jimena y miró la pantal
s al abogado de inmigración estaban ahí. Mi p
o, la batería del teléfono mu
ron ligeramente, pero sus ojos to
ntó, su voz cortante-. Ya te lo dijeron
s, se sintieron como una bofetada. No seas dif
an a temblar. Tuve que apoyarm
mis ojo
aba hablando
erme. Parec
bien? Si necesitas algo, s
z fuente de consuelo, ahor
rectamente
cargarte de cualquier
o de vacilación, su voz llena de
iré
once
el aire-. No me siento bien. Me duele la cabeza
za, su rostro una
entre nosotras. El conflicto
ia mí, su voz
s y volveré enseguida. Luego podemos hablar
zás días, atendiendo cada uno de sus caprichos. S
da. Solo l
fante y rencorosa por encima de su ho
cerró, dejándome sola
o vacío donde
s en paz -susurré al aire va
ón que nunca h
asaron en un borrón. Emil
levándole flores al hospital. Un video de él pelándole una naranja. Una selfie de
lor se había ido. Solo había un vasto es
ue Emiliano me había dado a lo largo de los años y transferí el dinero a
Emiliano fina
mplemente me agarró del brazo, su
, su voz ten
? -pregunté, ap
rarme a los ojos-. Va a dar una fiesta. P
heló. La audac
temblaba-. No quiero tener na
e elevó-. ¿Es su cumpleaños más importante
su rostro una másca
ables. El médico dijo que no podemos alterarla. S
oz un susurro ba
ión se estabilice, nos volveremos a casar
s vacías. Las mism
ó por la puerta y me metió en su coche, un