Treinta y ocho divorcios, una traición
ién es el día en que mi esposo, Emiliano, m
su coche el día de nuestra boda, quedando estéril. Desde entonces
cios y nuevos matrimonios. Pero esta vez fue
ando y me prometió justici
e seguridad del incidente había sido borrado mi
tras sus hombres me arrancaban la ropa en la parte
ó mi l
mientras corría por mi vida, sangrando
ía un trigésimo n
yo iba a d
ítu
quinto aniver
mo el día en que lo conocí, con ojos afilados y una nariz recta. Pero la
a divor
isteza. Solo lo miro, mi corazón
tro divorcio número trei
encia cruza sus oj
ea -dice, con voz baja-. Dice que no bajará a meno
nter
, lo
. Lo he sabido a través de trei
urará este? -pregunt
erara lágrimas o gritos. Ya nun
. Extiende la mano para tocar mi hombro, pero se detiene
jos, y de repente me parece gracioso.
-. Después de tod
dos de lo Familiar nos c
se ajusta las gafas sobre la nariz. Saca los formularios de si
un divorcio ami
mo la pluma
spa el papel, un sonido agudo y decisivo. Ha hecho
obre el papel. Siento una breve pausa de
ez número tr
lloré a mares. N
pregunté: -¿Por qué
rta... un borrón d
ya podía entrar aquí
rese -le decía-
e, Aurora Cantú. Esta vez, lo escribo con un
una azotea, sino justo ahí en las escaleras
lado y se lanza a lo
me elegirías a mí! ¡S
del hombro de ella, sus ojos llenos de algo que n
partarla
ya es s
completo. Le arrebata los papeles de divorcio
ra? Ahora es mío
. Solo los observo.
iliano es cortante, lle
mente. Su rostro se contrae y co
que estoy tan feliz. ¡Vam
llo malicioso en sus o
rora? Para celebrar nuestro
ulpa silenciosa. Me está pidiendo con los
e ni yo misma en
la
o, apoyándose en Emiliano, su mano descansando posesivamente sobre
de él. Lo veo agarrar el volante, sus nudillos
ad. Esa ha sido su respuesta a J
sbalan por el cristal como lágrimas.
os. El día de
yo la prometedora artista. Nos enamoramos rápido e intensamente. Él era tan tierno en ese entonces. So
amiga de la infancia. La chica que estaba obsesivam
tándole importancia a mis preocupaciones-.
c
aba de pie con mi vestido blanco, su te
nudo de inquietud apretándose en mi e
ilenció su teléfono. Fue el mejo
decíamos nuestros votos, Jimena, borracha e hist
cuerpo estaba destrozado. Los médicos
Se sintió responsable porqu
da. Una deuda que él sentía que él, y
ente no. Le diagnosticaron ansiedad severa y dep
ices, ella tenía una crisis. Un ataqu
z, Emilia
das. Y su mayor demanda era siempr
z, me abrazó mientras yo lloraba y
le" de nuevo, venía a nosotros, llorando y disculpán
ciclo s
rep
y ocho
do que se instaló en mi alma. Mis pinceles acumularon polvo
iendo guapo, sigue siendo el hombre del que me enamoré. Pero también
jó que se sentara en mi lugar. Nos e
a y clara, se for
. No habrá un trigési
y le envío un men
amá y pap
al instante. [
hora. Tenemo
y a dejar. Para siempre esta vez. Quie
cadena de emojis preocupados. La
quí para t
mi mejilla. La limpio rápidamente. He llorado su
te en sentarse junto a Emiliano, aferrándose a su brazo com
as, ¿verdad? Después de
filete, le sirve vino. La gente en otras mesas los mira
sible. Una pie
Se resbala y un pequeño cuaderno de b
ve. Su ros
tratando de presumir? ¿Tratando
la mesa, con los
tazón de sopa caliente que tiene delant