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La Tregua de Nuestros Corazones

Capítulo 4 4

Palabras:1282    |    Actualizado en: 27/08/2025

ada piso bullía con la noticia de que Charlotte Blake e Isabella Fairchild, las dos abogada

e. Creía en la fuerza de las alianzas improbables. Y, de alguna manera, estaba seguro de que

tro tan neutro que se volvía casi un escudo. No había duda de que había nacido para ese escenario: la cost

esultaba terapéutico. Por un segundo, su mirada se perdió en la vista de la ciudad,

responder, el "ding" del ascenso

n. Llevaba una chaqueta negra sobre la blusa social, como si se negara a adoptar el uniforme invisible del

sobre la mesa y acomodándose frente a Isabella -

a inspi

r telenovela a nues

arqueó u

rama judicial? Rivalidad, tensión, apuestas

icó Isabella, volviendo la mirada a la

or lo bajo, cruz

aro,

engua. Fue automático, tal vez un reflejo de querer irri

a se tensó levemente, y el silencio que siguió fue

controlada, pero con una punzada de algo

vantando las manos en un gesto de r

én? - replicó Isabella

ueva York, había escuchado a Ramirez llamarla Izzy en una reunión a pue

umerando cláusulas contractuales, riesgos de imagen pública y posibles acuerdos extrajudiciales. Charlotte, por su part

otte, perdiendo la paciência -. Crees

replicó Isabella -. Es experie

así? - dijo Charlotte, inclinándose sobre

ó hondo, eligie

nalmente levantando la vista para en

s. Un silencio tan lleno de electrici

mismo momento, como si presinti

- preguntó, con una v

Isabella, en un tono tan e

e solo

tamos alineando.

no insistió. Salió de la sala con

uspiro y se pasó la mano por el rostro. Por primera

una pausa. Era casi un tratado de p

cordar por qué había aceptado compartir ese caso con Charlotte. Sabía

Pasó por camiones de comida y puestos de revistas, intentando despejar su mente

e sus ojos parecían ver cada falla. Pero, peor aún, no le

ada en el sillón, leyendo anotaciones. El pelo recogi

e la mesa y apoyó las manos

mos dividir algunas partes de la argumentación. Yo me encargo de la part

estudiándola como quien eva

? - preguntó, sorprendida -. ¿No t

espondió Charlie -. Y, honestamente, creo que

ante de un teléfono sonando en alguna sala vecina. Isabella a

Pero, si vamos a hacerlo, lo ha

Charlotte, con una pequeña son

arqueó

s rompiendo

segundo, todo pareció me

a otra. El aire frío de la noche hacía que la ciudad pareciera aún

vo, metió las manos en los bolsi

- preguntó, en un tono

que alguien le ofreciera alg

e gusta caminar

o si lo entendiera. Y tal

... hasta

ista tan rápido que C

mañana,

ió. Pequeña, discreta,

mañana

ella se quedó parada, observando la silueta de s

a. Tal vez era el comienzo de algo que nin

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