La Tregua de Nuestros Corazones
te miró a las dos abogadas, que entraban en la sala casi en sincronía, cada una lle
mos directo al grano. El caso Davenport no es solo otro proceso. Tiene repercusión in
a e incomodidad. Charlotte, por su parte, mantuvo una sonris
ñida de escepticismo -. Ramirez, usted conoce el hist
ante como su mirada -. Estamos en un bufete, no en una escuela primaria
en que sabe que está colocando las piezas
ue está en juego aquí es más que el caso. Es la confianza.
aire, cargadas de signific
ista de Charlotte. No es que le gustara su rival, pero había algo en esa determinaci
pero lo ocultaba con una sonrisa afilad
sala casi al mismo tiempo, el pasillo conver
en la primera semana? - preguntó Isabella
- respondió Charlie, con esa sonrisa que pod
a fácil, pero también sabían que
carpeta llena de documentos bajo el brazo. Iba tarde para un café con Ma
atiendo a su alrededor. Nueva York no era solo cemento y prisa; era también ese e
a Maya esperándola, s
más zen - comentó May
quiera matar a alguien - re
mpartiendo ese raro
l caso? - preguntó Maya,
lie, frunciendo el ceño -. Si funciona, una de nosotras liderará. Si
ejó de notar la tensió
ien. Ustedes son fuego y
, mirando por la ventana, como si viera
impecable apartamento que tenía en el Upper East Side. Organizaba documentos con
Char
s 5 p.m.? Prometo no atrope
e quedó congelado en su mano p
no quejarte de mi
al vez era curiosidad, tal vez era ese extraño equi
ades ni tensiones legales. Solo dos mujeres tratando de
rlie, revolviendo su café -. ¿Qué te hace disfrut
dió Isabella, con una sonrisa tímida, que pronto fue reemplazada por
un mechón de pelo que insi
cemento y las oficinas - dijo -. Aquí, corremos pa
a tregua en la batalla s
a una por su lado, pero con algo nuevo en el aire: una promesa silen
o, pero la tregua, aunque frági
rillo de los escaparates y el ruido constante de la ciudad. Sabía que esa invitación de Isabella no era
vez, podría haber algo más que la rivalidad. Alg
la decisión que acababa de tomar. Encontrarse con Charlotte en ese caf
controla cada detalle: en el trabajo, en la vida, incluso en el cuerpo que entrenaba incansablemente en el
equeñas estrellas urbanas, y reflexionó sobre la complejidad de esa relación
va sociedad". Algunos colegas apostaban por Isabella; otros, por Cha
o su laptop con la precisión de quien ya conoce la rutina. Pero, ese día, h
resión que mezclaba cansancio y determinación. Pasó por delante de Is
mantener a ambos lad
rogramada para la tarde. Ramirez, el jefe, se mantuvo firme
tra - dijo él, mirándolas a ambas -. Si eso no
que no sería fácil. Y que, en el fondo, cada una g
la oficina. Revisaban contratos, discutían estrategias y, de vez en cuando, la tens
preguntó Isabella, mirando a Charlotte -. Vas a ne
, sonriendo -. Pero, a diferencia de ti, s
ja, sorprendida por la
carga, Charlie. Inten
conversación seria. Ambas sabían que se estaban estudiand
sofá con una copa de vino y respiró hondo. Ese juego mental con Char
conflicto, amistad o algo más complejo -, pero sabía
ión con Isabella. Esa mujer meticulosa, llena de reglas y con una disciplina cas
e les depararan los próximos días,
ra diaria. Pero la tregua podía s