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La Tregua de Nuestros Corazones

Capítulo 3 3

Palabras:1608    |    Actualizado en: 27/08/2025

te miró a las dos abogadas, que entraban en la sala casi en sincronía, cada una lle

mos directo al grano. El caso Davenport no es solo otro proceso. Tiene repercusión in

a e incomodidad. Charlotte, por su parte, mantuvo una sonris

ñida de escepticismo -. Ramirez, usted conoce el hist

ante como su mirada -. Estamos en un bufete, no en una escuela primaria

en que sabe que está colocando las piezas

ue está en juego aquí es más que el caso. Es la confianza.

aire, cargadas de signific

ista de Charlotte. No es que le gustara su rival, pero había algo en esa determinaci

pero lo ocultaba con una sonrisa afilad

sala casi al mismo tiempo, el pasillo conver

en la primera semana? - preguntó Isabella

- respondió Charlie, con esa sonrisa que pod

a fácil, pero también sabían que

carpeta llena de documentos bajo el brazo. Iba tarde para un café con Ma

atiendo a su alrededor. Nueva York no era solo cemento y prisa; era también ese e

a Maya esperándola, s

más zen - comentó May

quiera matar a alguien - re

mpartiendo ese raro

l caso? - preguntó Maya,

lie, frunciendo el ceño -. Si funciona, una de nosotras liderará. Si

ejó de notar la tensió

ien. Ustedes son fuego y

, mirando por la ventana, como si viera

impecable apartamento que tenía en el Upper East Side. Organizaba documentos con

Char

s 5 p.m.? Prometo no atrope

e quedó congelado en su mano p

no quejarte de mi

al vez era curiosidad, tal vez era ese extraño equi

ades ni tensiones legales. Solo dos mujeres tratando de

rlie, revolviendo su café -. ¿Qué te hace disfrut

dió Isabella, con una sonrisa tímida, que pronto fue reemplazada por

un mechón de pelo que insi

cemento y las oficinas - dijo -. Aquí, corremos pa

a tregua en la batalla s

a una por su lado, pero con algo nuevo en el aire: una promesa silen

o, pero la tregua, aunque frági

rillo de los escaparates y el ruido constante de la ciudad. Sabía que esa invitación de Isabella no era

vez, podría haber algo más que la rivalidad. Alg

la decisión que acababa de tomar. Encontrarse con Charlotte en ese caf

controla cada detalle: en el trabajo, en la vida, incluso en el cuerpo que entrenaba incansablemente en el

equeñas estrellas urbanas, y reflexionó sobre la complejidad de esa relación

va sociedad". Algunos colegas apostaban por Isabella; otros, por Cha

o su laptop con la precisión de quien ya conoce la rutina. Pero, ese día, h

resión que mezclaba cansancio y determinación. Pasó por delante de Is

mantener a ambos lad

rogramada para la tarde. Ramirez, el jefe, se mantuvo firme

tra - dijo él, mirándolas a ambas -. Si eso no

que no sería fácil. Y que, en el fondo, cada una g

la oficina. Revisaban contratos, discutían estrategias y, de vez en cuando, la tens

preguntó Isabella, mirando a Charlotte -. Vas a ne

, sonriendo -. Pero, a diferencia de ti, s

ja, sorprendida por la

carga, Charlie. Inten

conversación seria. Ambas sabían que se estaban estudiand

sofá con una copa de vino y respiró hondo. Ese juego mental con Char

conflicto, amistad o algo más complejo -, pero sabía

ión con Isabella. Esa mujer meticulosa, llena de reglas y con una disciplina cas

e les depararan los próximos días,

ra diaria. Pero la tregua podía s

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