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La Tregua de Nuestros Corazones

La Tregua de Nuestros Corazones

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Capítulo 1 1

Palabras:1416    |    Actualizado en: 27/08/2025

emente dormía con el Código Civil debajo de la almohada. Era la única explicación plausible para esa expresión de s

giendo revisar un contrato mientras en realidad calculaba cuántas fo

ristal y líneas minimalistas. Allí, las sonrisas eran tan afiladas como los zapatos ital

por fin que te intimida? - Maya, la analista de comp

ente me parece fascinante cómo una persona puede ser tan... con

vocó Maya, sonriendo co

frustración. Desde que había llegado a la firma dos años antes, nadie había logrado perturbarla. Hasta que Isabella

ina, deslizar el bolígrafo, levantar la barbilla milimétricamente. No había nada espontáneo en esa mujer. Era como si hubiera n

si alguien hubiera presionado el botón de silencio. Lanzó una

sos por los avances del caso Davenport.

. Los ajustes de equipo siempre signi

es aquí - continuó Ramirez, con ese tono paternal que solo aumentaba el susp

n los ojos de Charlie. Fue solo un segundo, pero el suficie

. Si Isabella quería una gu

z por fin -. Ambas han demostrado co

lado. Isabella solo inclinó ligeramente

no hemos tomado ninguna decisión sobre

tratando de no mostrar

enigmática -. Hasta entonces, sugiero que cada una

terminó. Tan rápido

sala, decidida a salir antes de que Isabella decidiera soltar algún coment

bella, con la voz suave

o los ojos por un instante

¿S

lso en el hombro, el rostro inexpressivo -. No importa lo qu

arqueó u

l. Yo t

apareció en los labios de Isabella. Pero fue ta

de acuerdo - dijo

ndo más rápido de lo que le gustaría admitir. Odiaba a Isabella Fairchild. Odiab

isma que reconocía en esa mujer. La parte que

mano por el moño que y

idaba. Pero si había algo que Charlotte Blake sabía

misma que, costara lo que costa

arcial del Chrysler Building, y donde guardaba un pequeño stock de barritas de proteínas y paciencia

adrenalina que siempre surgía después de cualquier interacción con

a sí mis

s. Todo en ella era obsesivamente organizado: plazos, metas, apariencias. Cuando terminó,

el momento en que Ramirez mencionó su nombre. El breve destello de expect

go misma por haberlo notado. No tenía tiempo para análisi

a: el pelo siempre a punto de soltarse del moño, la risa que surgía en medio

r. Y ligeramen

cia con el cliente británico del caso Davenport y una presentación interna para los socios junior. Todo bajo control, todo p

Se había prometido que esa semana sería productiva. Que no importaría l

er: la voz baja, la postura compuesta, esa media s

ita

rle un sorbo. Necesitaba recordar quién era. De dón

Cuando todo se volvía pesado, miraba esa imagen y recordaba lo que la había traído a Nueva York: la amb

Isabella Fairchild,

agmentos: "las dos juntas", "va a ser un espectáculo", "alguien debería ve

tendrían. Pero que no contaran

cuando la notificación de mensaje interno apareció en la esquina de la pantalla. Una invita

: Evaluación de Lid

lentamente, permitió que la más

alm

estaba po

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