La lección más cruel del multimillonario
multimillonario tecnológico amnésico, Héctor Garza. Se enamoró de mí y, cuando recuperó la memoria, se cas
illonario regresó. En su lugar apareció un monstruo posesivo que me veía como u
que la había fulminado con la mirada, me arrastró a una bodega abandonada. Mi
ira. El hombre que una vez hizo chambitas para comprarle sus medicin
las llamas estallaron, sus hombres pusieron a mi madre a salvo. "¿Ves lo qu
infierno, hice una llamada a un
o tu ayuda. Nece
do sería el que
ítu
, Alina Montes, era la muje
en la sociedad, una Ceni
l hombre que tenía la economía de Monterrey en la palma de
historia
che. Lo cuida hasta que recupera la salud en su pequeño pueblo de clase trabajadora. Se enamoran
nces. No tenía nada más que la
más que a mi madr
l todo d
tratos multimillonarios, se llenaban de callos por el trabajo manual. Ahor
o del accidente, r
mía muerto, reapareció. Quedaron aún más atónitos cuando él, en contra de las furiosas obj
omó de la mano y le dijo al mundo: "Alina es mi esposa. Mi
cuento
nto en que sus ojos, antes tan tiernos, me
ue me pelaba las naranjas, murió el d
ranoico y patológicamente posesivo que no me
convirtió e
ocadora y autoproclamada artista conceptual
do empezaron
, decía, su voz un gruñido bajo. Y por eso,
cho entre lágrimas que yo la había "fulminado con la mirada" d
temblando mientras me sacaba a rastras
pujó a través de las puertas de una bodega abandonada en las a
nocía este lugar. Lo hab
la principal y mi
habitación. Su rostro estaba pálido de terror, sus débiles p
e era mucho más aterrador que su ira. Se acercó a mi madre, con un
tré hacia él, cayendo de rodillas. "
"Te lo preguntaré una vez más. ¿Qué d
r mi cara. Agarré la pernera de su pantalón, todo mi cuerpo temb
lina", dijo, su voz bajando a un susurro. "O de
dinero para comprarle medicinas ahora amenazaba con
de mí, la chica sencilla que lo salvó, su posesión
primera vez que me encerró en el clóset. Se había reído,
o puedes irte. Nunca. Génesis es solo para divertirme.
ción. Estab
lgar flotando sobre l
atr
aban mareando. Mi madre lloraba e
re
de mi garganta. "¡Lo admito! ¡Le dije que se
estaba oscuro, sus ojos taladrándome. Cer
el pelo y forzando mi cabeza
se congeló
llama brotó y la arrojó hacia una
NO
dor. Las llamas se dispararon hacia el techo, envo
de mi alma. Me arrastré hacia el infierno, mis manos
Mi visión se nubló a través de una espesa corti
e Héctor entraron corriendo con extintores, seguidos por Génesis Nava,
l fuego rá
la
o y jadeando, pero viva. Uno de los guardias la había desatado y
uación enferma y retorcid
sonante de horror. Empecé a reír. Un sonido roto
Me secó una lágrima de la mejilla co
rnura enfermiza. "Esto es lo que pasa cuando no eres una ni
a tu madre y vete a casa. Espero que te
nesis, quien me lanzó una mirada
te pude moverme. Me arrastré hasta mi madre, ayudán
fierno. Una vez afuera, en el aire frío de la noche,
Un número al que no
rándose. "Soy Alina. Necesito t
la ciudad, hacia la reluc
ado. Iba a reducir