La lucha de una esposa por la justicia
de alta, supe lo que tenía que hacer. Damián estaba en una "
nuto adivinar la contraseña de su teléfono. Era
un chat grupal con sus am
sario*, decía un mensaje. *¿De verda
ó otro. *Acaba de perder un be
a de Damián. Fría.
para tocarla. No siento nada. Es so
n blanco y negro hizo que todo mi cuerpo temblara con una
temblaban mientras sostenía mi dedo sobre el botón de borrar. Luego lo presioné. Y seguí p
el teléfono en su sitio,
mi hermano esta noc
aron por la p
s mismos hombres del chat grupal. Alana estaba allí, por supuesto,
ina, bebiendo un vaso de agua, h
o Reto. La botella giró y ater
habitación durante tres
ron a Damián, luego se rio y
un ojo-. Mi fe enseña que una mujer
rrastrando las palabras-.
ñadoramente a
me escribiría noventa y nu
n de su boca, las luces de la habita
o a mi lado. Dam
a en el mismo lugar, pero sus labios estaban hinchados y rojos, con una sonrisa satisfec
sado. Nadie dijo una palabra. Todos estaban e
palabra. No fui a casa. Tomé un
ápida de nuestro hijo. "Bebé Fer
ero y "tomé prestada" una p
ia me alimentaron. Cavé hasta que la pala g
s temblando mientras apartaba la ti
na figura apareció al b
aquí? -preguntó, su v
Miré dentr
ndose-. Me dijo en un sueño que
erto, dijeron. Caí en un agujero negro de depresión. ¿Y D
stro una máscara de preocupación. Pero pude ve
mi mira
a tela de terciopelo negro, no había cenizas, sino un pequeño amuleto
, mi voz elevándose-. ¿Qué pu
ensión abandonando sus hombr
uave como la seda-. Las cuentas están bendecidas
vaje y desquiciado que reson
risa y dolor corriendo por
e el a
na bendición.
o se pus
je, mi voz bajando a un susurr
rectamente
malvados ardan