Casada con un monstruo: Mi grito silencioso
osesivamente alrededor de su cintura. Me miró, una advertencia silenc
uel. Ahora, él era el que orquestaba mi ejecución pública. Ese hombre se había ido, re
o que señaló, una lujosa exhib
a. Alguien en la última fila superó la oferta de Jai
izo un
cariño. Se vería perfec
Marco Treviño, un notorio fotógrafo de tabloides con reputación de
ño se
reció. No estaba acostumbr
na sonrisa grasie
ía estar dispuesto
pasillo cercano, tratando de ser inv
rriéndome de una manera que me erizó la piel-. Tu espo
ello del viejo Jaime, el protector, apareció en sus ojo
ran famosas de Marco Treviño. Eran brutales, degradantes y a
agarraron por detrás. Un paño fue presionado sobre mi boca y nari
ó. El mundo comen
ue la voz de Jaime, un
to, Hanna. Y volvere