El Marco del Marido, la Feroz Justicia de la Esposa
into de Álex f
na, tirando de ella hacia
tenemos
Simplemente corrió,
e de mí, una parte pequeña y estúpida,
una prueba. Un juego de poder. Me estaba mostran
llado. D
empujó por detrás y tropecé, mis pies enredándose deba
nos, mis piernas, mi espalda. El dolor era agudo y cegador.
re estaba siendo aplasta
mi visión. Mi último pensamiento conscient
vo. El ahora familiar olor a a
ventana abierta. El humo se enroscaba hacia el t
llas rotas grit
ó el cigarro, sus m
Ya desp
rostro un desastre
justo detrás de mí. Catalina tiene
Siempre una razón por la
je, mi voz un
ó, con
lo ent
staba hablando a mí. Se estaba hablando a sí mismo, tratando de conven
o de que no estuvi
Eso e
eo me invadió. El
-dije, las palabras un
in
o como estés mejor, irem
esencia silenciosa y melancólica. Su teléfono
irme -dijo,
ase
iltró en mis hueso
el celular de prepago que Xi
algo por mí. Averigua dó
ía... destrozado. Su ropa estaba ar
abitación y arrojó un
onios es
de Catalina, su rostro surcado de lágrimas. El titula
ue atormentaba a la frágil e inocente Catalina. Detallaba mi "historial de violencia", c
rostro contorsionado por la rabia-. ¿
, mi voz
rando la parte delantera de mi bata de hospital.
ruinarle la vida! -gritó, su saliva golpeando m
lió furioso, dejándome temblando, no de
n latido sordo y constante. Pensé en nuestros votos matrimo
si siquiera