La niñera del bebe del CEO
uido que el sonido de su respiración entrecortada. La noche anterior aún pesaba en sus pensamientos, la imagen de Sebastián, con su mirada intensa y su presenci
, Clara pensaba en todo lo que aún tenía por hacer. Aunque había dejado su ciudad natal, en algún lugar de su interior aún se sentía perdida. Se había mud
ba la última entrevista, en la que el reclutador, un hombre de aspecto impersonal, le había dado la típica sonrisa vacía y le había dicho que "habr
aba su café y hojeaba por costumbre el teléfono, encontró un
e puede interesarte. Te enviaré la dirección y los
ara cubrir algunos gastos mientras se acomodaba en la ciudad. Marta siempre había sido optimista, una persona que veía oportunidades donde o
a solo para cuidar a un bebé. Parecía más un trabajo de confianza, de total disponibilidad, ya que la familia del niño, según decía el mensaje, necesitaba a alguien que pudiera ayudar de manera integral. Clara no era la persona
ca había estado en una zona tan lujosa y, al llegar, comenzó a sentir la sensación de estar fuera de lugar. Las calles estaban bordeadas de árboles perfectamente podados
ncipal. La mansión era aún más deslumbrante de lo que había imaginado. Todo, desde los muebles hasta los cuadros en las paredes, irradiaba riqueza
illones de cuero negro daban una sensación de poder y autoridad. En uno de los sillones se encontraba un hombre, vestido con
a, que había estado nerviosa desde que llegó, trató de calmarse al observar al hombre frente a ell
Su voz, grave y autoritaria, tenía un tono que r
ecerle la mano, pero decidi
, soy
a él. La tensión en el aire era palpable, y Clara no podía dejar de preguntarse
l, sin rodeos. Su mirada se mantenía fija en ella,
ganta, intentando no s
an que el trabajo incluye más responsabilidades, como ayudar con algunas tareas domésticas. N
lo que pensaba. Clara intentó mantener la calma, pero la mirada de él
eramente el tono de la conversación. Parecía menos interesad
La pregunta la tomó desprevenida. Finalme
nueva oportunidad, algo que me permita avanzar. Y creo q
, como si estuviera con
un trabajo común, y las responsabilidades van más allá del cuidado básico. -Su mirada se endureció la creciente sensación de que este trabajo est
ecidida a demostrar que esta
a que Iván finalmente se inclinó hacia ade
añana mismo. Mi hijo estará bajo tu cuidado, y lo más imp
sabía qué pensar al respecto. Lo único que sabía era que, aunque la situaci
fallaré -respo
nto más, como si estuviera comprob
-dijo, y con ese simple gesto, la
n con la mente llena de preguntas. ¿Quién era realmente Iván Monteneg
a era que su vida estaba a pu