La niñera del bebe del CEO
esconocido y el entusiasmo por las nuevas oportunidades. Había dejado atrás su hogar, su familia y su vida tranquila en el pueblo, buscando algo más, algo que nunca había e
ntanas de cristal que daban al horizonte lleno de luces parpadeantes, el contraste con el cielo nocturno oscuro era fascinante. Clara pensaba en ello mientras s
omo si fuera una oportunidad de hacer grandes contactos, pero es una excelente f
oras frente a la computadora, pensó que un poco de distracción no le haría mal. Así que, con la
obiliario minimalista y las luces suaves creaban una atmósfera sofisticada. Clara entró y fue recibida con sonr
mo si no encajara completamente, pero se obligó a relajar los hombros y a disfrutar del momento. Caminó por el apartamento, saludó a al
ura imponente y una mirada que parecía penetrar todo a su alrededor, estaba de pie junto a la ventana, conversando animadamente con un grupo
brevemente en ese reflejo. Y en ese instante, algo cambió. La intensidad de su mirada la atr
súbitamente nerviosa, como si el aire a su alrededor se hubiera vuelto más denso. Decidió que no debía pensar demasiado en ello, pero sus pies
ofunda, con un tono bajo que resonaba en su
teriosos. Aunque su interior le gritaba que no debía seguirle el juego,
la
rte baja de su espalda, guiándola con suavidad hacia una esquina más tranquila de la fiesta. El gesto, tan sutil pero seguro, la
do asiento junto a ella cuando llegaron a l
r evitar que sus labios se curva
Sebastián, inclinándose ligeramente hacia ella, most
saltando de un pensamiento a otro,
bros, intentando hacer que sonara más
onara sobre la pregunta, antes de volver su mirada hacia ella, como si
e una manera inexplicable. Clara se dio cuenta de que, aunque no sabía nada de él, ha
La forma en que se inclinaba hacia ella mientras hablaba, cómo la hacía sentir como si estuviera en el centro de su atención,
s suave, la luz de las velas parpadeaba con suavidad, pero su mente seguía centrada en ese hombre, en la conexión tan i
Sebastián se acercó a ella, dándo
lara -dijo con una sonrisa, su
Pero en el fondo, sabía que no estaba lista para algo más. No c
dió con voz suave, aunque su
, desapareciendo entre la multitud. Clara se quedó allí, sintiendo el eco de su presencia en cada rincón del apartamento. No intercambiaron números, no prometieron verse de nu
spa instantánea, sería el comienzo de algo que jamás podría