El Adiós Que Nunca Dijeron
dos los vestidos que me habían regalado, las joyas, las cartas. Todo lo que
os organizadores, revisaba los contratos, elegía los menús. Me sumergí en e
s días después, la escena que me
anta sobre las piernas. Patrick le abanicaba suavemente, Leon le contaba un
na atendida por
cambió. Se encogió, adoptando
surró, intentando levantarse. "D
atrick, lanzándome una mirada de r
con ella", añadió Leon
estar", dije, mi voz cortante, "¿por qué no se la llevan a una de sus casas
ervir" fue co
, las lágrimas brotando de sus
a dónde ir! ¡Fue mi culpa! ¡Todo fue mi culpa! ¡No
ación digna
corriendo a levantar a Sasha del
bligas a arrodillarse!", me acusó L
o Máximo, su voz gélida. "I
era impenetrable. Sin decir una palabra más, me di la vuelta y
a. Era Sasha, cojeando visiblemente
stá enfadada. Le traje u
En mi vida pasada, habría aceptado,
. Vete", dije
acia el suelo. La lanzó directamente hacia mí. El líquido
como si yo la hubiera empujado. Se golpeó la cabeza deliberadamente
trick, Leon y Máximo entraron c
cido y la tela de mi blus
on al unísono, co
e apartaba el pelo de la cara. Máxim
ra ellos. En ese momento, sentí que el último hilo que me unía a ellos s
bía vuel