La Historia de los Asesinos
rtar con un cuchillo. Yo lo esperaba sentada en el sofá de la sala, en la oscuridad. N
ama, Ximena? ¿Sentad
staba tranquilo, pero por den
divorcio,
r un segundo, luego soltó
te dejé arruinarle el fin de sema
has puesto a tu amante y a tus padres por encima de
ó. Se acercó a mí, su
. Y sí, estoy con Isabel. ¿Y qué? Al men
cara. La diferencia de altura e
llamar loca. Tr
el control. «¡Te la traeré ma
cto de violencia casual que me hizo trastabillar. Se encerró en el dormitorio, dando un portazo
és de la puerta. Estaba hablando por teléfon
pes por ella... Sí, es una exage
isma, sintiendo un frío que venía desde lo más profundo de mis huesos. Ya no había amor, ni respeto, ni confianza
ridente cortó el aire, haciéndome saltar. Ricardo no salió de
ia Patt
í, mi voz ape
ormarle que ha habido un accidente... involucr
resbaló de la mano y cayó al suelo, pero la voz del o
pe, porque abrió la puerta de
ién
sorbitados por el horror. Él vio la expresión de mi
a? ¿H
l enojo a la confusión, y luego a una incre
e no le llegó a los ojos. «Una broma de muy mal gusto.
r la realidad con solo negarla. Pero yo sabía, en lo más profundo de mi alma destrozad
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