Diosa de Muerte: Deuda de Sangre
l agave cocido y la silenciosa tensión de mi embarazo. Yo, Sofía Ramírez, experta bioquímica, había r
ción de su prima, Isabella. Un grito ahogado, un estruendo de cristal, y luego un dolo
a apoderarse de mi fórmula, tramaron una histerectomía encubierta, dejándome estéril para siempre. Luego acusada de fraude, descubrí la verda
convertirse en su herramienta de tortura y humillación? El dolor era insoportabl
una resolución fría como el acero. Sofía Ramírez, la inocente, había muerto. Y de sus