Diosa de Muerte: Deuda de Sangre
finalmente cedió. Una de las pocas sirvientas leales que me quedaban intentó conseguir medicina,
naron a m
jandro de que estaba fingiendo. Recibí u
si se disculpa
ndro ya no me afectaba. Usé los conocimientos que me quedaban, mis propios re
métodos poco convencionales. Temía por mi salud, por los "efectos secundarios" que yo mis
perarme, me pre
o de mi madrina, la senadora Carmen Villanueva. Llevaba conmigo el acuerdo d
u rostro endureciénd
sepa quiénes son los De la Vega. Quiero una gran fiesta para a
me habían dado, aceptó. "Tendrán lo
do un plato especial para Isabella. Era un guiso que solía hacerme
y hermoso como tú", le decía Alejandro a
ro se sobresaltó,
ón familiar, Alejandro. No te
a fingió un dolor agudo. Él c
falsa preocupación. "Te llevaré a la
vez, no sentí nada. Regresé a mi
e había dado. Quemé los recuerdos de
do lo que me habían dado. Mientras lo hacía, vi a un subordinado de
andro vio los o
te?", pregun
les", respon
fue después de que le entreg
cto, haciendo pública su relación. Los sirvientes chism