icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

La Esposa Oculta del Conde

Capítulo 3 Boda por compromiso

Palabras:1020    |    Actualizado en: 27/05/2025

erdo

mi

fuera ajena a mi cuerpo. No sentía emoción alguna. Para mí, no era más que un símbolo de la prisión en la que había estado atrap

argaría de mí. Cuando ella murió, me dejaron aquí, cuidada pero aislada, marcada por un destino que no había elegido. El conde decret

ún él, yo era la causa de este matrimonio forzado. Pero la verdad era otra: yo no pedí nada de esto. Nunca exigí vivir

sentía cómo mi corazón se rompía en mil pedazos. Él no me miraba. Apenas si me tocó la mano al ponerme el anillo. Cuando terminó, Viktor

riel, mi fiel sirvienta. Ella había sido mi única amiga de

re comer algo? ¿Le ayud

do, Ariel. No soporto ni un

n mi pecho disminuía, pero antes de que pudiera terminar, la puerta se a

uí. -Su voz era a

pada, pero obedeció sin decir un

pregunté, tratan

. No lo olvides, Kamil

tor. Sabes que este matr

cumplir. Mi abuelo quiere pruebas de que esta

-. ¿Esperas que me someta a ti

ti. Solo hago lo

e en la mía. Podía sentir el calor de su cuerpo, el aroma de

Toda tu vida lo has sido. E

muré, pero mi voz sonaba d

a. Mi respiración se detuvo cuando sentí cómo su otra mano bajaba lentamente e

a -murmuró, sus ojos recorrie

ento cálido rozó mi cuello, y un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Sus labios se

más suave, casi seductor-. Sé que

delicadeza. Cerré los ojos, tratando de controlar mi respiración, pero era imposible. Viktor sabía exactament

mila. Siempre

no había amor en lo que hacía, que para él esto no era más que cumplir con un deber. Pe

enerse. Su beso fue intenso, demandante, como si quisiera bo

oído, su voz baja y profu

ó al mío, creando un contraste que me hacía sentir vulnerable y poderosa al mismo tiempo.

sensaciones que no podía ignorar. Sus labios viajaron por mi cuello, descendiendo hasta mis

esto, Kamila. So

urro prohibido. Me aferré a las sábanas mientras él continuaba, len

por una calidez que me dejó sin aliento. Su ritmo era firme, p

o dos personas cumpliendo con un destino impuesto, encontr

Obtenga su bonus en la App

Abrir