La Esposa Oculta del Conde
mi
ser una bailarin de ballete. Pero la realidad no es más que una cruel burla. Estoy confinada a esta mansión, oculta en las sombras, con el título de condesa como única compañía para su familia. Lo máximo que se me permite es pa
erro sepa que eres mi esposa" Esa frase, repetida tantas veces, me cala hondo. Vivo bajo su sombra, cansada de una rutina que
na benéfica en apoyo a los enfermos del hospital. Se llevara acabo en la casa real. Otro evento má
sa, dejándonos a solas. Desde el espejo, observo su reflejo. Luce impecable en un traje blanco de seda que resalta sus
o-. Llevas más de media hora atr
pondo con calma-. So
su frustración mientras termino de colocarme la diadema de oro en el cabello y aplicarme unas gotas de perfume
rededor del cuello. Me atrae hacia su pecho, sus ojos clavados en mí a través del espejo-. Te ve
es así. A veces parece sincero, pero la mayoría de
ajustándome los guantes y el abrigo mientras Viktor revisa su móvil. El auto avanz
gas memorizado el gui
luidez y presentarme como la perfecta hermana, apoyando a mi querido "hermano" en un evento real en la casa de la reina. Un papel q
rmesí que parecía extenderse por kilómetros, rodeada de candelabros dorados que iluminaban el camino con un brillo cálido y suave. Una multitud de guardias vigilaba co
al bajar. Lo tomé con discreción, procurando mantener la postura perf
regó el sobre con el sello de nuestra familia. Entramos en un vestíbulo que parecía salido de un cuento de hadas: cuadros colosales de la reina y su familia decoraban las paredes, enmarcados con
raba la atención de todos. Yo, por mi parte, trataba de seguir su ejemplo. Nervi
e es Kami
s mi vida como Kamila Inanova, un nombre que quedó enterrado junto a los recuerdos de mis p
udarnos. Uno de ellos, un hombre mayor con bigote
na sonrisa apreciativa-. Conde Víkt
s respuestas, inclinó la cab
s, Kamila. Pre
bitual, murmuré un educado "un placer conocerlos". Mi discreción p
acercó y me pidió bailar. Su petición me sorprendió, pero antes de q
rmana aún no domina bien los p
ar desde pequeña, pero entendí que Víktor pre
pero yo, siguiendo el guion de Víkto
ún no soy
ra calmar mis nervios mientras observaba a la sala llenarse de música y risas. La reina apareci
de porte refinado, le ofreció un baile. A pesar de su disgusto evidente por los bailes, él aceptó con un leve asentimiento, siem
seco quemando mi garganta, cuando una vo
. ¿Te gustaría bail
su porte seguro me descolocaron por un momento. Dejé mi copa en la bandeja de un mesero que pasa
o del salón. Sabía que detestaba verme con otro hombre, pero si él no quiso bailar co
a de donaciones. Frente a nosotros, una caja decorada con joyas fue presentada, donde los invitados deposita
rte de mí no podía dejar de preguntarse cuánto de esta vida me per