La Esposa Oculta del Conde
kt
ol, creando destellos que dotaban al paisaje de una belleza efímera. Alrededor mío, el gobernador y dos nobles discutían reformas y presupuestos
s rostros, curtidos por el esfuerzo y el clima, mostraban sig
ra este invierno? -pregunté al gobernador, deteniéndome a
nte a mí. Sus palabras buscaban transmitir confianza, pero no lograban disipar mis dudas.
ucciones, uno de los nobles se acercó para
rés entre los italianos. Algunos de los hombres más i
ome una ligera son
en ser útiles cuando se manejan con cuidado. Asegúrese de que nuestros términos sean cla
nto junto al gobernador y otros miembros clave del consejo. Allí revisamos los documentos necesarios para formalizar las proyecc
comenzó a vibrar. Al ver la pantalla,
-dijo una voz femenina q
entro bien -respo
y quería verte. Tenemos tan
estoy muy ocupado. Mis deberes
de decepción en su voz-. Mi padre también e
onto. Te enviaré la invitación.
fer que me llevara a la mansión. El viaje de regreso fu
é al salón principal, donde encontré a mi madre, Natalia y a mi hermana
sto a tiempo -dijo mi madre
iró con una son
timos proyectos. Al parecer, te estás convirtiendo en el
vitadas, damas de la alta sociedad que no reconoc
e habían llegado esa noche a la casa real. Me interesaba particularmente la participación de los italianos, entre ellos el señor Lorenzo Bianchi, quien, según l
a una chispa, una conexión en su mirada, pero no me dejé llevar por impulsos. Con calma, pasé a investigar más sobre él. Encontré que Lorenzo Bianchi era un magnate
go, sabía que mi situación era complicada. Mi esposa, Kamila, no era precisamente la aliada que necesitaba para asegurar un heredero. No después de aquella tragedia... Pero ¿qué tan lejos estaba dispuesto a llegar para mantener el poder? Quizá si intentara buscar un
rvidumbre que llevaran mi cena a la habitación. Quería algo de vino de mi propio
encia de la criada se desvaneció al verme entrar, y cerré la puerta detrás de mí. Kamila levantó la vista sol
ía que, a pesar de la falta de cariño, de la frialdad de nuestra relación, siempre busca
la dejé caer suavemente sobre la cama. Ella intentó apartarse, pero
con una mezcla de sorpre
del estrés por un momento -respondí con tranqu
itos me hacía desearla, ni siquiera era amor, si no como un maldito deseo que mi abuelo nos obliga a crear, todo esa obligación se quedó grabado en mi cabeza, en la que ella, solo sería la mujer quedaría a luz a mis hijos, los futuros herederos, sin embargo recordar aquellos tiempos hacen que me sient
r. Pronto ven
esposa. Mientras viene tus días, será mejor, de es
ó un suspiro pa
?-Cuestio
so - le mencione para a continuación baja
omento en que mis manos hacían un recorrido en su interior. La coloque enc
Ella no dijo nada, eran tan fría a como la acostumbre. Palmeo su trasero sintiend
tenderé- mur
mi lengua, trazar líneas sobre su pecho,
o matrimonio... Un matrimonio forzado en el que no había amor, no obstante era una promesa en la cual teníamos que cumplir para tener el titulo del
z, mordí su pecho, ella soltó un gem
haces es
besándola para después saborear su lengua, sin importar nada m